¿Cómo se resuelve un crimen? Así trabajan los investigadores en el asesinato de Belén

Belén tenía 45 años y regentaba, junto a su pareja, un bar en la localidad toledana de Pelahustán, de apenas 400 habitantes. El pasado sábado, 7 de octubre, la mujer salió con su bicicleta, como de costumbre, para dar un paseo.

Eran las 19:30 horas cuando la vieron por última vez. Tenía que acudir en torno a las 22:00 horas a su restaurante para el turno de la cena pero no lo hizo. Tampoco contestaba a su teléfono por lo que su entorno comenzó a inquietarse y dio parte de lo sucedido a la Guardia Civil.

Tras las primeras batidas por la zona los agentes encontraron a la mujer, ya sin vida, en un camino de la localidad que llevaba a una ermita. Estaba tapada con una manta y su cuerpo presentaba signos de haber sido agredido. Su bicicleta aparecería al día siguiente aparcada en un callejón, a unos 200 metros del local de la víctima. Esto demostraría que la muerte de Belén no fue accidental y que alguien estaba detrás.

Gracias al relato de varios testigos, el foco de las pesquisas se puso sobre un vecino del municipio al que habrían visto cerca del lugar de los hechos, semidesnudo y gritando que se trataba de una apuesta.

El hombre fue detenido unas horas después por su posible relación con el caso. Su nombre es Fernando, tiene 38 años y vivía en Pelahustán junto a su madre y uno de sus hermanos. Según cuentan algunos vecinos no tendría, en principio, relación con la víctima aunque sí solía frecuentar su establecimiento. El hombre no tendría antecedentes penales.

Tras su detención, hoy, día 11 de octubre, ha pasado a disposición judicial. Mientras tanto los investigadores trabajan en resolver este caso y determinar quién mató a Belén, cómo lo hizo y por qué.

La resolución del crimen

Tras levantar el cadáver y trasladarlo para que procedieran a realizarle la autopsia, en equipo de la Policía Científica comenzó a trabajar en la zona para recabar pruebas. El sitio en el que se encuentra el cuerpo de la víctima es una zona en la que hay varias piedras y, junto a Belén, había varias de ellas con salpicaduras de sangre, por lo que se podría entender, en principio, que esa fue la escena del crimen.

De forma paralela comenzaron a interrogar a posibles testigos y fue así como darían con el principal sospechoso. Tras su detención procedieron a registrar su vivienda ya que en ella podía haber restos de la víctima o de fibras de tejidos que se encontraran, posteriormente, en el cuerpo de Belén o que directamente pertenecieran a la manta que la tapaba cuando la encontraron.

Otras dudas que plantean los investigadores es si el autor de los hechos llevaba la manta consigo y tapó a Belén nada más acabar con su vida (con lo que podría entenderse que hubo cierta planificación) o la llevó después, tras ir a su casa.

Debido a la situación en la que encontraron el cuerpo los investigadores pudieron determinar que la víctima se defendió antes de morir. Recibió varios golpes en la cabeza con una piedra y, según sus familiares, tenía dedos rotos y amoratados así como las manos llenas de sangre.

Los antebrazos también estaban magullados y el torso presentaba heridas y arañazos. Esto supone que tanto en su cuerpo como en zonas como las uñas puedan haber restos biológicos de la persona que la agredió, ya que trató de protegerse. Esto es algo que se va a resolver de manera rápida porque solo bastaría con comprobar si dichos restos, que es muy improbable que no hayan quedado, coinciden con el perfil del sospechoso.

Mientras tanto los agentes están a la espera de conocer los resultados de la autopsia que determinarán la causa y hora de la muerte. Por el momento la investigación continúa abierta y bajo secreto de sumario. A pesar de la detención de Fernando los investigadores no descartan que pueda haber más personas implicadas en el crimen. Para ello será importante el análisis de la bicicleta y determinar si fue el sospechoso quien la depositó en el callejón o había alguien más.