Todo lo que se sabe del caso de la Guardia Civil que ha matado a sus hijas en Cuenca

La agente estaba en trámites de separación pero no había mostrado ninguna signo de tener problemas o encontrarse mal

Una guardia civil mata a sus dos hijas en Cuenca y se suicida

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Un coche fúnebre sale del cuartel de Quintanar del Rey
Un coche fúnebre sale del cuartel de Quintanar del Rey / Jesús Del Olmo
Carmen Pérez

16 de diciembre 2022 - 12:42

A primera hora de la mañana del 15 de diciembre una agente de la guardia civil aparecía muerta por el impacto de un arma de fuego junto a sus dos hijas, de 9 y 11 años.

Los hechos tenían lugar en el cuartel de la Benemérita de la localidad conquense de Quintanar del Rey en el que las tres residían, en torno a las 07:19 horas.

Era el binomio de la madre quien daba la señal de alarma al ver que su compañera no se incorporaba al trabajo. Al desplazarse al pabellón donde la mujer vivía se encontró con los tres cuerpos sin vida. Todo apunta a que la mujer disparó a sus hijas y después se suicidó con su arma reglamentaria.

Lo que hasta ahora ha trascendido es que ella se llamaba Paola, tenía 43 años y era la única mujer guardia civil del municipio. Era de Algeciras pero llevaba muchos años en la localidad de Cuenca porque de allí es el padre de las niñas y su familia paterna.

Paola había sido previamente militar y tenía varias medallas por ello, pero de un tiempo a esta parte se dedicaba, entre otras cosas, a atender a mujeres víctimas de violencia de género en Quintanar. En su hoja de servicio no existía ningún precedente sobre actitudes negligentes. No había dado ni un solo signo de ser agresiva o de tener algún problema de salud mental. Tampoco tenía ninguna enfermedad diagnosticada, por ello se encontraba en activo y estaba en posesión de su arma reglamentaria, ejerciendo con normalidad. Sí se ha conocido con posterioridad que recibía asistencia psicológica de manera privada pero que esto no había trascendido en su trabajo. Tampoco hay constancia de que esta asistencia estuviera relacionada con un problema de salud mental, podía tratarse de un mero acompañamiento.

Además había asistido, hacía un mes, a un curso sobre la prevención del suicidio dentro del cuerpo que se hace de forma reiterada para concienciar a guardias civiles.

Tras los hechos se ha procurado asistencia psicológica para los compañeros de la Guardia Civil y para los familiares de las víctimas. También se ha puesto en marcha un protocolo de asistencia en el centro educativo al que acudían las pequeñas.

Pudo haber premeditación

Aunque se continúa investigando el crimen, los investigadores creen que pudo haber premeditación de la madre porque dejó la llave de su casa en un sitio visible para que sus compañeros la encontraran y pudieran acceder a la vivienda. Allí los agentes encontraron el cuerpo sin vida de una de las niñas sobre su cama y, en otra habitación, el cuerpo sin vida de la otra menor junto al de su madre. La disposición de los cuerpos hace pensar que Paola había estudiado cómo llevar a cabo el asesinato. Las tres estaban en pijama cuando las encontraron.

En trámites de separación

Lo único a destacar en la vida de esta guardia civil es que se encontraba en trámites de separación con quien había sido su marido y padre de sus hijas, Santiago. Él es original de Quintanar y se dedica a la agricultura. Llevaban un año separados pero no habían firmado el divorcio.

Aunque se investiga si pudo haber algún problema con la custodia de las menores, una familiar del padre ha asegurado ante los medios de comunicación que había una relación buena entre los dos. Al parecer lo único que Paola había manifestado era su deseo de estar más cerca de Cádiz y de su familia junto a las niñas. Si bien es cierto que el día antes de tener lugar el suceso el padre había tratado de contactar con las niñas y no había podido, pero no le dio mucha importancia porque era algo que sucedía a veces.

Las móviles que podrían haberla llevado actuar así pueden ser la venganza o un problema relacionado con su salud mental.

Un posible móvil

Sin que aun se haya confirmado nada, personas cercanas a la familia de las pequeñas destacan que su deseo era estar en Navidad con sus abuelos paternos, con quienes además pasaban mucho tiempo, especialmente cuando la madre trabajaba. Además también se ha compartido que ellas no tenían mucha relación con su familia materna a pesar de haber estados unos días en Cádiz, justo antes de que se produjeran los hechos. Se estudia este como uno de los posibles móviles que llevaron a la madre a matar a las menores y a quitarse la vida, posteriormente.

A la espera de la autopsia

La investigación ha sido declarada secreto de sumario. Hasta el cuartel de la Guardia Civil se acercaron familiares de las víctimas así como el padre de las niñas, visiblemente afectado. El levantamiento de los cadáveres tuvo lugar en torno a las 13:00 del 15 de diciembre para proceder a realizar la autopsia, que a día 16 de diciembre ya han finalizado. Aun no se conoce el resultado pero se piensa que tanto Paola como las niñas murieron horas antes de ser encontradas porque ninguna de las niñas había ido el día anterior al colegio y no contestaban a las llamadas del padre y de los abuelos.

Filicidio y violencia vicaria

Las reacciones tras lo sucedido no han tardado en llegar. Una de las primeras ha sido la de la Ministra de Igualdad, Irene Montero, condenando estos actos de violencia hacia niños y niñas.

La ministra fue duramente criticada cuando sucedió algo parecido con la pequeña Olivia, a quien su madre mató en Gijón, lo que despertó una fuente polémica sobre qué se considera violencia vicaria y qué no y las consecuencias que podía tener esta distinción.

La violencia vicaria es un término que se utiliza dentro del marco de la violencia de género para hablar del daño que un hombre provoca en una mujer a través de sus hijos e hijas. Cuando es la madre quien ejerce esta violencia el término se conoce como filicidio, pero cualquiera de los dos casos tiene el mismo tratamiento jurídico.

En un informe elaborado por el Gobierno, el número de filicidios en España desde 2007 hasta 2022 se cifra en 50. Serían 52 en caso de ser confirmados estos dos. De los 50, 26 han sido cometidos por madres y 24 por padres (estos últimos son los casos conocidos como violencia vicaria).

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