Así ha liberado la Policía a una mujer secuestrada por su pareja en Madrid
El acusado de haber retenido contra su voluntad a la pareja se encuentra en prisión provisional acusado de secuestro y malos tratos.
"¿Cómo conseguir cloroformo?", los audios del crimen de las gemelas de Sabadell
Última hora del profesor de teatro detenido por agredir a 22 menores en Reus
Los hechos ocurrieron el 14 de febrero, cuando un agente de la Policía Local de Candeleda, un municipio de Ávila, contactó con el CIMACC 091 (Policía Nacional) para informar de que una víctima de violencia de género podría estar siendo retenida en una vivienda de Madrid.
La voz de alarma la dio la hermana de la chica desde Perú, después de no saber nada de ella durante 4 días, algo que nunca había sucedido porque hablaban con frecuencia. La denunciante estaba preocupada porque sabía que su hermana tenía una relación en la que existían malos tratos y que él tenía una orden de alejamiento hacia ella.
La Policía Nacional, que activó el protocolo para estos casos, obtuvo una dirección aproximada del lugar en el que residía Luís, pareja de la víctima, en el distrito madrileño de Barajas. Se desplazaron hasta la zona, de difícil acceso, y allí comenzaron a buscar a la chica.
Finalmente encontraron, en un callejón sin salida, un inmueble que aparentemente estaba abandonado, con ventanas tapadas, pero que presentaba algunos signos de estar habitado.
Tras llamar varias veces a la puerta de la vivienda y no obtener respuesta, los agentes escucharon ruidos que provenían del interior, por lo que siguieron insistiendo hasta que el presunto agresor les abrió la puerta. Éste, de nombre Luís, confirmó que tenía una relación sentimental con la mujer a la que estaban buscando pero dijo a los policías que no la veía desde hacía más de un mes.
Sus relatos contradictorios y la existencia de dos puertas cerradas con candados llamó la atención de los agentes, que ante un tímido ruido procedente de una de esas habitaciones sospecharon que podría haber alguien dentro, por lo que decidieron entrar y abrir la puerta.
Según ha informado la Jefatura Superior de Policía, en su interior se encontraba la mujer a la que estaban buscando, atemorizada, en estado de nerviosismo y con signos de haber sido maltratada en todo su cuerpo, ya que tenía marcas y moratones.
Ésta le dijo a los policías que no había pedido auxilio por temor a las represalias de su agresor y que llevaba en el interior de la habitación cuatro días y que no había podido salir porque habían cerrado la puerta con candados.
Marian, el compañero de piso del presunto agresor ha comunicado a los medios de comunicación que ambos tenían una relación a distancia desde hacía unos dos años, aunque se habían llevado unos 12 años juntos en Perú.
Desde que ella llegó a España hace dos meses para estar junto a Luís habían estado discutiendo todas las noches, sobre todo por motivos económicos. Marian ha contado que para él ha sido un infierno porque trabaja y no podía dormir. Ha comentado que prácticamente se pasaban todo el día en la habitación, sin salir.
Respecto a la orden de alejamiento, el compañero ha confirmado que fue la mujer quien la violó, ya que volvió por voluntad propia junto a su pareja.
En alguna ocasión los compañeros de piso trataron de mediar aconsejándoles que dejaran la relación y se separaran, pero ambos les decían que no se metieran en sus problemas.
Tras su liberación de la chica, llevada a cabo en menos de una hora desde que se recibió el aviso, la mujer fue asistida por los servicios de emergencia a causa de las lesiones que presentaba, mientras que el varón fue detenido como presunto autor de los delitos de malos tratos, quebrantamiento de condena por la orden de alejamiento y un delito de detención ilegal.
Pasó posteriormente a disposición judicial donde se determinó su ingreso en prisión de forma preventiva.
También te puede interesar
Lo último
Antonio R. de la Borbolla | Presidente de la Asociación Nacional de Soldados Españoles
“El soldado español se hace querer en todas partes”
ESPECIAL MATADORES (IV)
Roca Rey: ¿Estadística o regusto?
ENSEMBLE DIDEROT | CRÍTICA
Guerra y música en Berlín