Una tercera persona desconocida estuvo con Helena Jubany el día que la mataron
El juez ha solicitado que se analicen las muestras recogidas en el cuerpo y en el jersey de la víctima.
Crímenes sin resolver en España: el asesinato de la joven bibliotecaria Helena Jubany
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El análisis del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses ha concluido que los restos de ADN que se extrajeron del cuerpo de Helena Jubany, la joven bibliotecaria asesinada el 2 de diciembre de 2001, no pertenecen a Santi Laiglesia, a quien la familia de la víctima y la Policía Nacional siempre han considerado el principal sospechoso de este crimen sin resolver.
La ropa que vestía Jubany el día de su asesinato permaneció durante dos décadas en un juzgado. Del jersey marrón que llevaba la víctima el día que murió pudieron extraerse unas muestras biológicas muy deterioradas.
El juez encargado del caso pidió que fueran analizadas para ver si coincidían con el perfil genético de alguno de los dos investigados. Sin embargo, las muestras de ADN recogidas tanto del cuerpo de Jubany como de su jersey pertenecen a un hombre desconocido que no es ni Santi Laiglesia, el principal sospechoso de su muerte, ni Xavi Jiménez, el otro investigado y a quien se le atribuye la autoría de los dos anónimos que recibió la víctima antes del homicidio. Los anónimos iban junto a bebidas que contenían medicamentos.
Según ha informado Caso Abierto, la Policía Nacional, tras reabrirse la causa contra Jiménez, gracias sobre todo a los citados anónimos, comparó ese ADN con el de Jiménez, pero el resultado fue negativo.
Paralelamente, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, al ser instado por el juzgado de Sabadell a recuperar las muestras que se obtuvieron durante la autopsia que se le practicó a Jubany horas después del crimen, informó que conservaba hisopos –bastones con algodón en la punta– y también muestras obtenidas de una uña de la víctima.
Al analizar por su cuenta estas muestras con la tecnología actual han aparecido tanto en el material que se extrajo de la uña como en el de los hisopos restos genéticos de una tercera persona desconocida de la que solo se sabe que es un hombre.
El motivo que llevó al juez a pedir que se comparara con al perfil genético de La Iglesia se debe a que la chica cayó desde un piso en el que el sospechoso vivía de forma intermitente, ya que su pareja, Montse Careta, sí residía en dicho inmueble. Ella, que también fue investigada y llegó a entrar en prisión, acabó con su vida de forma voluntaria dentro de la cárcel.
En ese mismo domicilio había también cerillas como las que se localizaron en la azotea y que se habrían usado para quemar partes del cuerpo de Jubany.
Laiglesia cayó en contradicciones con Montse al ser interrogados ambos por la Policía Nacional tras el crimen. Además, están las llamadas telefónicas que recibió Jubany desde el teléfono fijo del domicilio de Montse en los días anteriores al crimen y que también podría haber realizado el propio Laiglesia.
Si también resulta negativo el cotejo entre la muestra del jersey y el perfil de la Laiglesia, el crimen quedará prescrito sin haberse resuelto.
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