Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
La casita de Jesús
El 1 de febrero los agentes de la Benemérita detuvieron a un hombre de 54 años en Madrid que llevaba cinco años trabajando como conserje en la urbanización San Cosme, en el municipio madrileño de Valdemoro. Tras la detención los investigadores llevaron a cabo el registro de la vivienda en la que residía así como de las habitaciones de la comunidad a la que el trabajador tenía acceso.
Durante la intervención requisaron cinco teléfonos móviles, varios discos duros y otros dispositivos cuyos contenidos van a ser analizados.
El conserje trabajaba en la misma urbanización desde hacía un lustro y se había ganado la confianza de la mayoría de vecinos. De hecho, uno de ellas ha contado a los medios de comunicación que el trabajador solía dar caramelos a sus hijos.
En algunas ocasiones subía a casa de algún vecino o vecina para hacerle algún arreglo en el baño, en la caldera, etc. Siempre actuaba de la misma manera: iba al aseoa revisar algo, aunque la avería no estuviera relacionada directamente con dicha estancia.
Allí dejaba sobre el suelo una pequeña caja de herramientas en cuyo interior había una cámara que, casualmente, olvidaba. De esta forma podía grabar a los vecinos desnudos cuando éstos se cambiaban o se iban a duchar.
Una de las vecinas de la urbanización que se fue a duchar vio que no le salía agua caliente, por lo que llamó al conserje. Éste dejó dentro del baño la caja de herramientas mientras se dirigiría hacia la caldera. A ella le resultó muy sospechoso que hubiera un agujero en el interior.
Cuando la abrió se dio cuenta de que dentro estaba el móvil, grabando. La vecina, ante el temor por lo sucedido, llamó a la pareja de otra vecino, que es Policía Nacional.
Fue esta última quien la animó a que le contara lo sucedido y a que denunciara los hechos. Tras esto la Guardia Civil no descarta que más víctimas contacten a los agentes por la sospecha de haber sido manipuladas por el mismo individuo.
Finalmente en sujeto fue detenido y puesto a disposición judicial, pero ha salido de prisión en una libertad con cargos. Se enfrenta a penas de entre 1 y 4 años de prisión y una multa de 12 a 24 meses por revelación de secretos, que podrían ser de entre 2 y 5 años de prisión si ha difundido las imágenes. El autor ha reconocido todos los hechos y ha confesado que consume pornografía infantil pero que le gustan tanto mujeres como hombres, independientemente de la edad.
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