La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Una noche también amenazada por el confort
La víctima, de 27 años, y de origen pakistaní residía en Reino Unido junto a su pareja, también de origen extranjero, aunque no ha trascendido su procedencia.
Ambos habían decidido separarse de mutuo acuerdo, por lo que la joven compró unos billetes para volver a Linares (en Jaén), lugar en el que viven sus padres desde hace algún tiempo. Fueron ellos quienes le pidieron que los visitara.
Pero cuando llegó al domicilio familiar se encontró con una situación que no esperaba: sus progenitores cerraron la puerta de la casa con llave para impedir que saliera y la tuvieron retenida durante un total de 22 días. Al secuestro se sumó el exsuegro de la víctima, que aseguraba que a la joven se le había metido el demonio en el cuerpo y por eso quería separarse de su hijo.
Durante el tiempo que la joven pasó retenida contra su voluntad en el domicilio de sus propios padres, tanto ellos como el padre de su ex pareja la agredieron físicamente en el rostro, en la zona de los labios y en los brazos.
La tenían alimentada a base de agua, azúcar y miel y le impedían comunicarse con nadie del exterior. Les realizaban rituales para que expulsara “el mal que llevaba dentro” según han contado fuentes de la investigación.
Estos rituales consistían en ponerse sobre ella, en lo que podía ser un forcejeo, y “soplarle”, un término de argot para describir la labor de sacar al Diablo del cuerpo. En ocasiones acudía a la vivienda un religioso que también llevaba a cabo exorcismos para que eliminara cualquier mal de su interior, según contó la joven posteriormente.
Fueron dos llamadas las que alertaron a los agentes de la Policía Nacional. La primera de ellas la realizó la hermana de la víctima, que vive en Barcelona y que estaba preocupada porque llevaba varios días sin saber nada de la joven.
La segunda llamada la hizo un vecino de los padres porque comenzó a escuchar gritos y creyó que en domicilio se podía estar dando un episodio de violencia de género.
Fue por este motivo por el que se activó el protocolo de emergencia para estos casos y se envió a una patrulla de Seguridad Ciudadana hasta el lugar de los hechos.
Una vez allí, timbraron en la casa donde presuntamente se estaba produciendo el episodio de violencia. Quienes abrieron fueron los padres de la joven, asegurando que no ocurría nada, sin embargo los agentes comenzaron a escuchar gritos que provenían del interior de la vivienda.
Al entrar los policías se encontraron con un hombre corpulento (el exsuegro) sobre la chica, tratando de taparla la boca para que no gritara y agarrándole las muñecas, con fuerza, para evitar que se moviera.
Tras la intervención de los agentes los tres secuestradores fueron detenidos y la chica fue llevaba a comisaría para que contara lo sucedido.
Allí conocieron el relato de la joven y el móvil del secuestro, por lo que con sus palabras y los claros signos de violencia en su cuerpo, los tres detenidos pasaron a disposición judicial y quedaron finalmente en libertad con cargos.
Una de las medidas que tendrán que cumplir ahora los responsables del secuestro será una orden de alejamiento a la víctima, que ha solicitado la propia chica tras lo acontecido.
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