La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
Cuando a Amalia -nombre ficticio- le dijo su hija de siete años que introducirse los dedos en la vagina era algo normal, que su abuelo le hacía “como algo sin importancia”, a esta mujer se le encendieron todas las alarmas. Por ello, desde aquella noche de diciembre de 2020 solo piensa en que llegue el juicio contra su exsuegro, detenido por la Policía Nacional en Huelva de forma inmediata y en prisión preventiva desde entonces, y para quien la Fiscalía pide un total de 18 años de prisión.
Este abuelo septuagenario fue acusado de abusos sexuales a dos nietas, en distintos espacios de tiempo y en ambos casos siendo menores de edad. Según el escrito de la Fiscalía, se le imputan dos presuntos delitos continuados de abuso sexual a menores, por los que les piden una pena de seis y doce años de prisión respectivamente, en función de lo l daño cometido a c s hechos y el daño cometido a cada niña.
Amalia ha querido romper su silencio de casi dos años para DIARIO DE SEVILLA, para rememorar una historia que cambió su vida para siempre, y que le hizo replantearse cuántas veces sus hijas pudieron sufrir abusos hasta que fueron descubiertos.
Todo desembocó en el Puente de la Constitución y la Inmaculada de 2020. Las niñas se encontraban con su padre, su pareja y los abuelos paternos en un inmueble de una ciudad fuera de Andalucía, donde estaban pasando el fin de semana. Al martes siguiente, ya con su madre, cuando estaba en el cuarto de baño para bañar a la pequeña, "la vi haciendo eso con sus dedos en sus partes, y que se llevaba los dedos a la nariz. Le pregunté por qué lo hacía, y me dijo que estaba haciendo lo mismo que le hacía el abuelo. En ese momento, cogí el móvil y comencé a grabar sus palabras sin que ella lo supiera. Cuando salí del cuarto de baño le enseñé la grabación a mi pareja, y tuve que contenerlo para que cogiese el coche y se fuese a por él".
Fue una noche de mucha tensión en el salón de la casa. En medio de la conversación con la pequeña, la niña mayor, que ahora tiene 13 años, entró y le dijo a la hermana si había contado lo que el abuelo le hacía. "Entonces nos contó que a ella también se lo hizo durante mucho tiempo, y que solo dejó de hacérselo cuando tuvo la menstruación por primera vez". Inmediatamente, "llamé a la Policía Local, que me dijo que era mejor que denunciase a la Policía Nacional o la Guardia Civil. Así que al día siguiente a primera hora me fui a los Servicios Sociales para consultar qué tenía que hacer. Yo ya se lo había contado al padre, y parece ser que en su casa hubo más que palabras con su padre -el abuelo de las niñas-".
El 10 de diciembre, cuando Amalia se encontraba en el hospital para que un ginecólogo forense realizase un examen a la niña, recibió una llamada desde la comisaría de Policía Nacional de Huelva. "Me dijeron que había acudido a declarar y confesar todo, y que lo habían detenido. Desde entonces, solo quiero que se haya Justicia".
El escrito de acusación de la Fiscalía es demoledor, y describe con detalles que ponen el vello de punta lo que las niñas sufrieron. Con respecto a la primera nieta, la Fiscalía ha considerado que en "en fecha con concretada, pero en todo caso dos años previos a 2020", cometió presuntos abusos hacia ella cuando tenía menos de 16 años. Mientras que del 4 al 8 de diciembre se habrían perpetrado los que habría sufrido la niña pequeña, que entonces tenía siete años, en ambos casos cuando estaba acostado en la cama junto a las menores.
El Fiscal ha manifestado que en ambos casos el hombre actuó "con ánimo de satisfacer sus instintos libidinosos", con tocamientos de distintos tipos a ambas. Se trata de un caso que coordina el titular del juzgado de instrucción número 5 de Huelva. "Esperamos que el juicio sea antes de Navidad y termine esta pesadilla, pero no puedo dejar de pensar cuántas veces mis hijas sufrieron esos abusos, o si más niños lo padecieron".
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