La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Mónica de la Llana, de 45 años, se crió con su familia en Valls, un pueblo de la provincia de Tarragona. Es madre soltera, trabaja esporádicamente como camarera y le gusta producir música electrónica. Tiene algunos problemas de salud que la hacían acudir con asiduidad a establecimientos farmacéuticos para retirar su medicación para el asma y el corazón.
Por lo general Mónica es una persona bastante independiente y era normal no tener noticias de ella durante cuatro o cinco días. Por eso cuando la madre de Mónica le dijo a su hermana, María Jesús, que estaba preocupada porque no sabía nada de ella, ésta trató de no darle mucha importancia.
Sin embargo, la ausencia de Mónica se prolongaba y tanto ella como las amigas comenzaron a preguntarse dónde estaba. Comprobaron, a principios de agosto, que su última conexión a Whatsapp era del 21 de julio y a Facebook del día 18 del mismo mes. Esto extrañó mucho a su entorno porque era una persona muy activa en redes sociales y habían pasado muchos días desde entonces. El 10 de agosto la familia de Mónica denunció su desaparición a los Mossos d’Esquadra y no se sabe nada de ella desde entonces.
En el transcurso de estos meses Mónica no ha usado su teléfono móvil ni ha extraído las medicinas que necesita, no ha hecho uso de sus tarjetas bancarias ni ha dado señales de vida el día del cumpleaños de su hijo ni del suyo así como tampoco ha contactado con la familia el día que operaban a su madre.
El sitio donde se la vio por última vez fue en La Morera de Montsant, una aldea de montaña con menos de 200 habitantes en Tarragona. Allí vivía su pareja, un hombre con el que mantenía una relación algo inestable y al que fue a visitar durante unos días hasta el momento de su desaparición. La última llamada que ésta realizó desde su móvil fue a él a las 07:50 horas del 21 de julio de 2022 y tuvo una duración de 3 minutos.
El novio, que fue interrogado por los Mossos, aseguró que ese día acompañó a la desaparecida a una estación de autobuses cercana con intención de coger un autocar a Reus porque ella le había comunicado esa misma mañana que quería marcharse. Pero el conductor del autobús que hacía ese trayecto no recuerda haber visto a ninguna mujer con las características de Mónica. Ese día también había quedado con una amiga para comer, pero tampoco se presentó.
que se interpuso la denuncia la familia de la desaparecida decidió actuar con cautela, aconsejada por los investigadores que les aseguraron que a veces cuando se hace pública una desaparición se reciben multitud de llamadas de personas que creen haber visto a la desaparecida y que casi siempre son confusiones. Ahora, ante la desesperación por no saber nada de Mónica, su hermana pide colaboración ciudadana para encontrarla. Ha puesto en conocimiento a SOS Desaparecidos y ha pedido ayuda a los medios de comunicación para que ayuden en la difusión de la noticia. Ella misma tiene la creencia de que a su hermana la han matado y que alguien ha ocultado su cuerpo. Los Mossos siguen estudiando qué puso pasarle a la joven y no quieren descartar ninguna hipótesis ni cerrar el círculo de posibles sospechosos.
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