La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Una noche también amenazada por el confort
“¡Por fin se acabó todo!”. Esto fue lo primero que Miguel, el agresor, le dijo a una vecina tras haber apuñalado gravemente a su exmujer. Justo después se sacó las manos de los bolsillos, montrándole a la vecina que las tenía ensangrentadas. El hombre acababa de salir de la casa familiar tras presuntamente haber intentando acabar con la vida de la madre de sus hijos.
Los hechos tuvieron lugar en la localidad granadina de Armilla. La persona que cometió el ataque fue su expareja, del que llevaba divorciada desde 2005. El hombre había sido denunciado en ocasiones anteriores por violencia de género y aunque la mujer había formado parte del sistema VioGen tendía a tomar la relación con él de manera intermitente. La pareja tiene tres hijos y cuando ocurrieron los hechos dos de ellos se encontraban en el interior del domicilio.
Eran las 9 de la noche en la localidad granadina de Armilla. Elisa, de 47 años volvía a casa para buscar a su hijo pequeño que se encontraba con su padre en una tienda. Pocos minutos después Miguel salió detrás de ella y la apuñaló varias veces, provocándole una herida de extrema gravedad en el cuello.
En el interior del domicilio se encontraba otro de sus hijos, un niño de 8 años que salió gritando a la calle para pedir ayuda. Mientras, su hermana, de 14 años, trató de frenar a su padre por lo que acabó con varios cortes en las manos. Huye, al igual que el pequeño, y se refugia en casa de unos vecinos en estado de shock. Éstos, alertados, salieron a auxiliar a Elisa y se encontraron a su expareja sentada en el escalón de la puerta de la casa y a la mujer desangrándose en el suelo. Ella finalmente es trasladada al hospital en estado crítico y él detenido por la Guardia Civil.
Yolanda, la cajera del supermercado en el que ambos estuvieron antes de ocurrir los hechos, ha explicado a Telecinco que sintieron un ruido muy fuerte y al escuchar los gritos de la hija de Elisa salieron para ver qué sucedía. “¡Mi madre! ¡Que mata a mi madre!”, es lo que Yolanda ha contado que escuchó desde su establecimiento. Fue ella junto a una vecina la primera en llegar a la víctima y socorrerla “como podían”. La Guardia Civil llegó de inmediato y pudieron taponarle las heridas hasta que llegaron los sanitarios.
Dolores Cañavate, alcaldesa de Armilla, ha explicado a los medios de comunicación que Elisa llevaba mucho tiempo sufriendo malos tratos. “Aunque es cierto que las denuncias no constaban después del año 2010, parece ser que la situación no había mejorado”, explicada en la mañana de ayer, 8 de noviembre. Ha detallado, también, que ellos convivían pero, al parecer, él estaba recogiendo sus pertenencias para marcharse de nuevo ya que tenían una relación intermitente. En el Ayuntamiento conocían de primera mano esta situación, por eso se pusieron a su disposición, según ha comentado la regidora, las casas de acogida, pisos tutelados, órdenes de alejamiento, incluso cambios de provincia y una condena de seis meses que tuvo que cumplir el agresor.
La primera denuncia que Elisa interpuso data del año 2004 y ellos se separan un año después, en 2005. Ella presenta denuncias por los malos tratos de su ya expareja hasta 2010 que le permiten un traslado a un centro de acogida para mujeres víctimas de violencia machista en Jaén.
Sin embargo, por dificultades económicas y la falta de un trabajo estable se ve en la necesidad de volver a compartir vivienda con él. La última evaluación de riesgos es del año 2012 y desde esa fecha se deja de hacer un seguimiento de su caso al considerarse que ya no hay riesgo de agresión.
En la localidad de Armilla se organizaba ayer una concentración en señal de repulsa por los hechos acontecidos y para dar fuerza a la víctima, que continúa ingresada en estado muy grave en la Unidad de Cuidados Intensivos. Durante la mañana de hoy el acusado ha tenido que declarar ante el juez.
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