Ser madre en prisión: qué pasará con el hijo de Maje, la viuda negra de Patraix

La coautora del asesinato de su marido ha dado a luz a un niño fruto de una relación con otro recluso y seguirá cumpliendo condena en una Unidad de Madres.

La peculiar historia de Maje, la Viuda Negra de Patraix

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Imagen de Maje / EFE
Carmen P. Acal

14 de julio 2023 - 11:36

María Jesús Moreno, más conocida como Maje o “la viuda negra de Patraix” por planear junto a su amante, Salva, el asesinato de quien entonces era su marido, fue trasladada el pasado miércoles, 12 de julio, al hospital para dar a luz.

La joven, de 33 años, fue condenada en el año 2020 a 22 años de cárcel por haber planeado la muerte de su pareja y ya en prisión tuvo relaciones con diferentes reclusos hasta quedar embarazada. Ahora la chica, que dio a luz ayer, 13 de julio, en el Hospital General de Alicante, será trasladada al Módulo de Madres de la prisión de Alicante cuando reciban el alta. En este espacio, en el que no hay hombres, la reclusa podrá permanecer con su hijo hasta que éste cumpla los tres años.

Qué pasará con el niño

Cuando el menor de edad cumpla los tres años será la familia extensa, en primera opción, la que se ocupe de él.

El padre del menor es David, un preso condenado por matar a un hombre después de asestarle 44 puñaladas y tirarlo al río Júcar con una bombona de butano atada a sus pies. Posiblemente cuando su hijo cumpla esta edad el padre, que estará ya en tercer grado de su condena, pueda solicitar hacerse cargo de él.

De no ser así tendría que hacerse cargo del pequeño la familia de Maje y, en caso de que esto no suceda, la tutela correspondería a los servicios sociales de la comunidad. Maje tendrá que cumplir condena hasta que su hijo cumpla la mayoría de edad.

Qué dice la ley

Hasta la Reforma de la LOGP de 1996, las reclusas podían tener a sus hijos con ellas en prisión hasta que estos cumplían los seis años. Sin embargo, tras dicha modificación, los niños solo podrán permanecer en los centros penitenciarios hasta los tres años, ya que existen estudios de especialistas que afirman que hasta esa edad, los niños no guardan recuerdos del lugar en el que han estado, mientras que a partir de entonces, comienzan a darse cuenta de dónde viven y esto puede tener una repercusión en su bienestar.

Además, un niño de tres años, cuando a las ocho de la tarde se cierra la celda de su madre, es más fácil que se quede tranquilo o dormido, mientras que a uno de seis es más difícil explicarle que ya no puede salir de ahí a jugar y que no es la figura materna la que impone las normas, sino que eso depende de lo que dicten los funcionarios de prisiones.

Existen algunas alternativas a estos módulos, como el que se instaló en el Centro Penitenciario de Aranjuez, en Madrid, en 1998 con la creación de la Unidad de Familias en el que parejas que cumplen ciertos requisitos y si carecen de antecedentes de maltrato o agresión sexual pueden vivir en una habitación, con una cama de matrimonio y un baño, de manera que el pequeño viva de la manera más parecida a como se vive fuera de prisión.

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