¿Qué está pasando con la condena del asesino de Marta Calvo y otras mujeres?
La defensa sostiene la inocencia de Jorge Ignacio Palma y dice que la condena está llena de conjeturas.
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En 2022 la Audiencia condenó a Jorge Ignacio Palma, la persona que acabó con Marta Calvo entre otras mujeres, a 159 años de cárcel en total por la suma de varios delitos.
Se le condena como autor de un delito contra la salud pública (cinco años de prisión); otro contra la libertad e indemnidad sexuales (dos años y cinco meses de cárcel); seis delitos contra la libertad e indemnidad sexuales en concurso con seis intentos de asesinato (14 años de cárcel por cada uno de ellos) y otros tres delitos contra la libertad e indemnidad sexuales en concurso con tres asesinatos consumados (22 años y diez meses de cárcel por cada uno).
La defensa del condenado insiste en su inocencia y ha subrayado que se le condenó “por hipótesis, conjeturas y sospechas”. Se ha referido a una sentencia del Supremo en la que ha señalado que “el carácter odioso de hechos denunciados no puede determinar una degradación del hecho constitucional”. Según sostiene, no se puede fundamentar una condena por asesinato cuando no se puede decir cómo se ha producido la muerte ni por qué.
Por su parte, la madre de Marta Calvo aseguró ante los medios de comunicación el 21 de febrero que llegará hasta donde haga falta para que al asesino de su hija se le imponga la prisión permanente revisable.
Lo hizo antes de que tuviera lugar la vista de apelación en la que la letrada que defiende a Palma defendiera su inocencia en la sede del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Jorge Ignacio Palma ha sido condenado por asesinar a tres mujeres (Arliene Ramos, Lady Marcela Vargas y Marta Calvo) e intentar hacer lo mismo con otras siete mujeres que también han denunciado los hechos. Todos los hechos se produjeron en el año 2019, entre marzo y noviembre, por eso se ha considerado a Palma un asesino en serie dado el corto periodo de tiempo que pasó entre un suceso y otro.
Su modus operandi siempre era el mismo: se acostaba con las mujeres, algunas de ellas trabajadoras sexuales, y las sometía introduciéndoles cápsulas de cocaína en zonas como la vagina, en la que la sustancia tiene una rápida absorción.
Esta práctica, coloquialmente conocida como ‘fiesta blanca’ se convertía en peligrosa dada las elevadas cantidades que el condenado administraba a sus víctimas, llegando a producirle la muerte a tres de ellas.
El caso de Marta Calvo
Marta Calvo desapareció en 2019 después de que se hubiera citado con un cliente, Jorge Ignacio Palma, en su domicilio. La chica era trabajadora sexual y ese día había decidido contarle a su madre dónde iba a estar. El condenado, siguiendo la práctica que solía llevar a cabo con otras mujeres, la roció de cocaína por todo el cuerpo, lo que le provocó una sobredosis y la muerte.
Cuando se denunció su desaparición y se llegó hasta Palma como responsable de ello, éste contó que la chica había muerto de forma accidental después de que ambos hubieran mantenido relaciones sexuales con presencia de drogas y alcohol.
De acuerdo con el testimonio de Palma, una vez se percató de que esta no respiraba trató de deshacerse de su cadáver. Presa de la desesperación, adquirió varios serruchos, bolsas de plástico, lejía y ácido en varios establecimientos para tratar de dificultar el rastreo de estas compras.
Descuartizó el cuerpo sin vida de Marta Calvo, lo metió en varias bolsas y las depositó en contenedores repartidos entre Alcira y Silla, dos localidades valencianas. A pesar de los numerosos rastreos el cuerpo de Marta Calvo nunca apareció.
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