Caso Juana Canal: la Audiencia Provincial no se cree la teoría del accidente
La Audiencia de Madrid ha desestimado el recurso presentado por el abogado de la defensa para que el caso se trate como un homicidio imprudente.
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La Audiencia Provincial ha desestimado el recurso de reforma presentado por la defensa de Jesús Pradales, el hombre acusado de matar, descuartizar y ocultar el cadáver de Juana Canal en 2003.
En él ha tratado de convencer al magistrado de que el homicidio fue involuntario para así evitar que el juicio se celebre con un jurado popular. Según ha quedado recogido en el auto, la defensa ha sostenido que los hechos denunciados podrían tratarse de un delito de homicidio imprudente, “dado que no pretendía acabar con la vida de la víctima, aunque ese acabara siendo el resultado”.
Según ha podido recoger el portal de sucesos e investigación Caso Abierto, el auto confirma la decisión del Juzgado de Instrucción nº21 que lo desestimó en enero.
En el escrito se pronuncia también el Ministerio Fiscal, que califica los hechos como "un delito de homicidio consumado que habría tenido lugar en la madrugada del día 23 de febrero de 2003 cuando el investigado, presuntamente, mientras se encontraba en el domicilio que compartía con su pareja sentimental Juana Canal Luque, en la ciudad de Madrid, en el seno de una discusión con ella, la golpeó en el cuello, acabando con su vida, tras lo cual procedió a su descuartizamiento y trasladó hasta la provincia de Ávila, donde la enterró, no siendo hallado sus restos óseos hasta el año 2019".
El hecho, añade, es susceptible de ser calificado como delito de "violencia de género", según ha recogido Caso Abierto.
Los hechos
El día de los hechos Jesús Pradales había estado discutiendo con Juana, su pareja, en la vivienda de ésta. Después de que ella llamara a la Policía para denunciar malos tratos y que los agentes se fueran del domicilio al ver que la situación parecía tranquila, Pradales la mató, la descuartizó, la metió en maletas, la enterró en una finca de Ávila y nunca más dijo nada de ello.
Rehizo rápidamente su vida, forjó una familia y actuó como si nada hubiera pasado. Hasta que unos senderistas encontraron los huesos de la víctima justo antes de que el caso quedara permanentemente archivado.
Jesús Pradales fue detenido el pasado 26 de octubre y desde el principio estuvo negando los hechos hasta que debido a un duro interrogatorio acabó confesando ser el autor de la muerte de Juana Canal.
Durante su comparecencia en los Juzgados llegó a emocionarse, asegurando que la quería y que ella también le había pegado a él. Luego contó a la magistrada que Juana se golpeó la cabeza, que él no pretendía acabar con su vida y que la ocultó porque se asustó. En su plan, llegó a escribir una carta a su hijo haciéndose pasar por ella para que todos creyeran que se había marchado de forma voluntaria.
Por aquel entonces Juana tenía 38 años, dos hijos de su anterior matrimonio y una nueva ilusión: había encontrado trabajo, dejó la casa de su madre y se acababa de instalar en el madrileño distrito de Ciudad Lineal. Su familia nunca creyó la versión de Pradales y han estado dos décadas buscando qué pudo pasarle a su madre. Ahora solo desean que se haga justicia.
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