¿Cómo descubrieron los investigadores que los restos de Juan Miguel Isla estaban en un pozo?
El cuerpo encontrado en el pozo de Valdepeñas pertenece al hombre desaparecido en verano de 2022, Juan Miguel Isla.
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Gaspar Rivera, uno de los dos detenidos por la desaparición y muerte de Juan Miguel Isla en verano de 2022, ha confesado que ayudó a esconder el cuerpo de la víctima pero que no fue él quien cometió el asesinato. Lo ha hecho después de que se confirmara que los restos encontrados en un pozo de una parcela de Valdepeñas pertenecen a Juan Miguel Isla.
En su declaración ante la magistrada del juzgado número 2 de Manzanares, Rivera ha acusado a su jefe, Antonio Caba, de matar a Isla tras citarse con él en la finca que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil registró el jueves.
“Lo mató él, yo solo lo ayudé a esconderlo”, dijo Gaspar en su declaración. Según ha contado, tras cometer el crimen el presunto asesino le pidió ayuda para trasladar el cadáver hasta dicha parcela, que pertenece a Caba, y tirarlo al pozo donde luego lo encontrarían los investigadores.
El otro detenido por el crimen, Antonio Caba, que es además el intermediario que estaba en el punto de mira de los investigadores, se ha acogido hasta el momento a su derecho a no declarar. Su abogado, Rodrigo García, trasladó a los medios de comunicación que Caba era inocente, según lo que le había contado su cliente.
Puesto que está declarado el secreto de sumario y la autopsia, aunque ha confirmado la identidad de la víctima, no es concluyente, es posible que Caba agote todo el tiempo que puede permanecer en el calabozo para ver qué escenario tiene para dar una versión de los hechos u otra.
Cómo dieron con el pozo
La Guardia Civil cree que algo se torció entre ellos el día en que la víctima debía cobrar parte del dinero por la venta de unas tierras y que los investigadores no han recuperado en los registros realizados hasta el momento.
Al parecer, después de que acabaran con la vida de Isla y tiraran su cuerpo al pozo, Gaspar se montó en el coche de la víctima, un Renault Clio.
Las cámaras de seguridad de una de las carreteras por las que pasó captaron la imagen del coche en circulación y a la persona que lo conducía. No se podía ver con claridad de quién se trataba pero los investigadores lograron averiguar que era Gaspar a través de varias simulaciones.
De esta manera llegaron a Antonio Caba, su jefe, y más concretamente a sus propiedades, donde encontraron un pozo sellado a conciencia. El coche fue llevado hasta un descampado en Albacete, donde Gastar lo abandonó pero gracias a la colaboración de los ciudadanos pudieron dar con el vehículo unos meses después de la desaparición, concretamente en enero.
La autopsia
La autopsia ha confirmado, finalmente, que los restos hallados en dicho pozo son los del desaparecido, algo que ya se sospechaba porque la ropa coincidía con la que llevaba Juan Miguel el día de los hechos. Ahora los investigadores están a la espera de que se realicen pruebas más exhaustivas, por ejemplo al estómago de la víctima, para conocer cómo murió.
Lo que hasta ahora se sospecha es que el escenario del crimen, tal y como ha confesado Gaspar, fue otro y que luego lo arrojaron al pozo.
El abogado de los hijos de la víctima, Javier Campos del Burgo, ha aclarado que se debe esperar a que se levante el secreto de las actuaciones para conocer los detalles de la confesión de Rivera.
Por su parte, la familia de la víctima que está absolutamente consternada, está a la espera de que se le entreguen los restos de Isla para poderle dar sepultura.
Perfil de Gaspar
El hombre que ha confesado que participó en la muerte de Juan Miguel Isla, Gaspar Rivera, es un jubilado de 74 años residente en Valdepeñas. Tiene pocos recursos económicos por eso a veces realizaba algunos trabajos para Antonio Caba.
Después de que lo detuvieran fue él mismo el que pidió declarar el día 15 de marzo ante la jueza que lleva el caso para aportar detalles sobre lo ocurrido el 22 de julio de 2022. Tras escucharlo la instructora del caso lo envió a prisión.
El nombre de Caba aparece también vinculado a la desaparición de otro hombre, del que nada se sabe desde el 19 de julio de 2019. Se trata de Jesús María González Borrajo, un empresario de 55 años cuyo rastro se perdió después de que vendiera dos Mercedes de alta gama a un conocido por unos 28.000 euros. En esa transacción también hizo de intermediario Antonio Caba.
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