La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Desde que Juan Miguel Isla desapareció en julio se han estado organizando batidas por el pueblo de Manzanares, en el que se le perdió la pista, sin obtener ningún indicio sobre su paradero.
Ahora, los agentes de la Unidad Central Operativa se han sumado a la investigación y están llevando a cabo controles en el municipio.
Los vecinos del pueblo cuentan a los medios de comunicación que han visto a agentes de diferentes cuerpos de seguridad del Estado vestidos de paisanos por la localidad. Además de las batidas también se han establecido controles en las carreteras para registrar a los vehículos y preguntar a los conductores si conocían al segundo de los desaparecidos, Juan Miguel Isla.
Desde el Programa de Ana Rosa, en Telecinco, se han conseguido poner en contacto con la persona que actuó como facilitador en las transacciones de compra y venta de dos vehículos, en la primera de las desapariciones, y de una finca en la segunda.
El hombre, que es muy conocido en el pueblo y del que se sabe que media en la venta de casas, de coches e incluso de armas, no tiene antecedentes penales y es una persona aparentemente pacífica. Asegura que era muy amigo de Jesús María y que él no le compró los coches de alta gama que estaba vendiendo, sino que fue el intermediario entre el comprador y su amigo. Ha asegurado, además, que él no le debía dinero a Jesús.
Dionisio Muñoz, el abogado de la familia de Jesús, asegura que el facilitador le debía 28.000 euros al desaparecido y que “no lo dice porque no le interesa”.
El día que desaparece Jesús, éste y el facilitador habían quedado para comer juntos. De hecho fue este último quien lo recibió en su domicilio y acudió a la puerta a despedirlo después. Jesús ese día debía cobrar unos 60.000 euros en total, que provenían de la ya conocida venta de los coches por valor de 28.000 euros y el resto por un préstamo que la víctima le había concedido. Pero desapareció sin dejar rastro.
El segundo desaparecido, Juan Miguel Isla, no era conocido del facilitador pero había contactado con él para vender una finca familiar por una elevada cantidad de dinero. La finca se había vendido por varios cientos de miles de euros y el día que desapareció iba a cobrar un plazo de 50.000 euros de dicha transacción que no iba a ser declarada. Sin embargo, después de que éste quedara con dicho mediador se le perdió la pista, al igual que había sucedido con Jesús María.
En el caso de Juan Miguel, que desapareció en julio de 2022, la señal de su teléfono lleva al entorno de una casa de aperos. El teléfono móvil de la persona investigadatambién está en esa casa de aperos. Esta construcción, situada en el entorno del municipio, ya en una zona rural, que era propiedad de Juan Miguel y que sirve para guardar diferentes utensilios sería el último lugar en el que las señales del móvil del desaparecido dejaría de estar activa.
Esa casa ya se registró hace unos meses junto a la Unidad Canina y en ella no se encontró ninguna señal de violencia ni ningún indicio de que allí hubiera pasado algo. La investigación continúa abierta y ahora se pide la colaboración de la ciudadanía por si alguien supiera algo sobre el paradero de los desaparecidos.
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