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Crimen de Las Gabias: salen a la luz las imágenes del asesino de su hermana y su sobrino entrando en la casa

El asesino entró en la vivienda de la hermana para acabar con ella y con su sobrino de tres años por un problema con la herencia.

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Imagen de las cámaras de seguridad donde se ve al hombre que mató a su hermana / Caso Abierto

El triple crimen cometido en Las Gabias, localidad de Granada, en mayo de 2023, por el hermano de la víctima debido a problemas relacionados con la herencia sigue en investigación, a pesar de que el autor de los hechos confesara haber acabado con la vida de su hermana embarazada y su sobrino de tres años.

Ahora, Caso Abierto, portal de sucesos e investigación, ha tenido acceso a la grabación de las cámaras de seguridad de la vivienda en la que se ve cómo el asesino entra, disfrazado y armado, para cometer el crimen y en la que se escucha cómo la mujer trata de frenar el asesinato de su hijo.

Los hechos

No era la primera vez que habían intentado entrar en la vivienda de la víctima, en estado de gestación, que vivía junto a su hijo y su marido en una casa ubicada en Las Gabias, un municipio de Granada. En una de las ocasiones les habían llegado a quemar un seto que tienen en la puerta. Por este motivo el matrimonio había decidido instalar unas cámaras de seguridad tanto en el exterior como en el interior del domicilio que les permitiera conocer si alguien quería entrar cuando ellos no estaban.

Lo que captaron las cámaras

Los hechos tuvieron lugar a primera hora de la mañana del pasado 27 de mayo. En ese momento la mujer se encontraba en la vivienda junto a su hijo de tres años. Su marido, que era piloto, estaba fuera de Granada por motivos laborales. Fue él quien, de hecho, trató de contactar con su mujer y avisó a la Policía al observar a través de su teléfono cómo un hombre, aparentemente desconocido, entraba en su casa.

En ese momento las cámaras que están ubicadas en el exterior de la vivienda y que apuntan a la cancela de la misma graban como alguien entra, tranquilamente y sin forzar la puerta, en el patio de la casa. El hombre lleva un chándal y guantes negros.

Sobre su cabeza tiene una gorra oscura con letras blancas y lleva una mascarilla FFP2 que hace casi imposible su identificación, aunque se observa que debe medir algo más de metro ochenta. Al acceder al patio los dos perros pastores belgas se acercan y lo saludan con calma porque lo conocen. Uno de ellos incluso trata de jugar con él ofreciéndole un juguete para que se lo lance. En su mano izquierda el hombre lleva una lanza puntiagudo que él mismo habría construido.

Poco después, accede al interior del domicilio con una llave y arrastra a la dueña, Rosario, de 38 años, hasta la habitación donde duerme su hijo de tres años. Sin mediar palabra, mata al niño en presencia de su madre, a pesar de que se escucha gracias a las cámaras del exterior cómo ella le ruega que no lo haga. Luego, el asesino golpea a Rosario, que está embarazada de ocho meses y la mata con la barra metálica. Antes de irse el autor del crimen intentó quemar los cadáveres y la casa para eliminar pistas, pero no lo consiguió.

La Guardia Civil no tardó en resolver el caso gracias a las grabaciones de estas cámaras y a los sonidos que recogieron ya que al analizarlas descubrieron que la víctima había llamado a su asesino por su nombre de pila (Jose) en cuanto lo vio entrar en su casa.

Los pasos de los investigadores

Para averiguar quién era Jose los investigadores indagaron en la vida de la víctima y comprobaron que unos meses antes había contratado a un adiestrador canino con este nombre. La fisionomía de la persona que aparecía en las imágenes coincidía con la del adiestrador, al que localizaron con facilidad, pero para asegurarse de que se trataba de él volvieron a analizar los audios con la ayuda de varios ingenieros expertos en sonido y estructuras.

De esta manera lograron descifrar otra frase de Rosario que dio un vuelco a la investigación. Mientras estaba siendo atacada en su dormitorio, los agentes oyen respirar al asesino. También escuchan a la mujer preguntarle: "Manuel, ¿por qué quieres matarme?".

La nueva pista dirigió las investigaciones, directamente, hacia el hermano menor de Rosario. La Guardia Civil averiguó que éste tenía una relación difícil con su hermana desde su juventud, cuando ella se había marchado de Torredelcampo (Jaén), donde ambos crecieron, para estudiar Farmacia en la universidad. Ella ya no habría vuelto al pueblo mientras que él se habría quedado cuidando los olivos en las fincas de su familia.

Los gemidos que lo delataron

El padre de Rosario y Manuel había muerto en diciembre y la herencia iba a repartirse, a partes iguales, entre los dos hermanos solo dos días después de los crímenes. Los investigadores comprendieron que el móvil del crimen podía deberse a un problema de celos en el reparto de la herencia.

Uno de los guardias civiles ya había tomado declaración a Manuel, pero este se había mostrado tan afectado por la muerte de su hermana y su sobrino que el agente se había visto obligado a parar. El sospechoso parecía estar sufriendo un ataque de ansiedad, incluso llegó a tirarse al suelo, gimiendo y respirando muy fuerte, de forma entrecortada. Los investigadores decidieron revisar esa declaración y se dieron cuenta de que los ruidos que el hermano de Rosario hacía al agitarse eran idénticos a los que tenían grabados del asesinocuando cometió el crimen.

Reconstruyen entonces los pasos de Manuel la mañana de los crímenes y cruzan esos datos con los de las cámaras de tráfico. Así es como descubren que, aquel día, la cámara de un radar cercano a Las Gabias había grabado a Manuel mientras conducía su coche en dirección al chalé de su hermana. La misma cámara detectó también al hombre minutos después de los crímenes, conduciendo de regreso a su casa en Torredelcampo.

Cuando la Guardia Civil volvió a citar a Manuel, el hombre acudió convencido de que solo querían que terminara la declaración que dejó a medias. Por eso, cuando los agentes le ponen delante todo lo que han descubierto, el hermano de Rosario volvió a fingir.

En este caso aseguró que le estaba dando un infarto y, para tratar de demostrarlo, volvió a tirarse al suelo y empezó a respirar como en su declaración anterior. Los investigadores, que conocían ese sonido, le dijeron: "Sigue respirando así, es como respirabas mientras matabas a tu hermana". Manuel paró de gemir pero en un primer momento negó todos los hechos hasta que se vio inevitablemente acorralado y acabó confesando el crimen.

"No sé por qué lo hice", repitió, una y otra vez. El hombre fue enviado a prisión donde continúa de forma preventiva y ha perdido todo derecho a recibir la herencia.

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