Qué es el ‘efecto halo’ o por qué no entendemos que Daniel Sancho cometiera un crimen
El joven de 29 años es el autor confeso de la muerte y descuartizamiento del cuerpo de su amigo, Edwin Arrieta, en Tailandia.
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Desde que el pasado 2 de agosto Daniel Sancho, chef español de 29 años e hijo del actor Rodolfo Sancho, cometiera el crimen y matara a su amigo Edwin Arrieta, colombiano de 45 años, en Tailandia, muchas son las personas que se preguntan por qué hizo algo así.
La Policía tailandesa, que sigue intentando atar algunos cabos sueltos pero que ya ha dado la investigación por concluida no ha centrado las pesquisas en averiguar el móvil del crimen ya que hay víctima y hay autor confeso.
Desde los inicios Daniel Sancho ha tratado de defenderse asegurando que su amigo Edwin Arrieta lo tenía amenazado de muerte, que se sentía en una ‘jaula de cristal’ y que la muerte fue un accidente. Que discutieron y se golpeó la cabeza, perdiendo la vida. Pero que el chef español desmembrara su cadáver e intentara ocultarlo por toda la isla no ayuda a su defensa.
Durante la rueda de prensa que la policía ofreció el pasado martes, 15 de agosto, para hablar de la investigación y de la petición de pena de muerte para el presunto homicida, muchos medios se interesaron por los análisis psiquiátricos a Daniel Sancho.
En esta línea comentaron que se le habían realizado pruebas aunque ese no era el objeto de su investigación y que no había nada destacable en su comportamiento. Entonces, ¿qué llevó a Daniel Sancho a actuar así? Si de verdad lo habían amenazado hay vías legales para denunciar estas circunstancias.
Entre la multitud de hipótesis de las que se ha hablado estos días en los medios de comunicación está la de que habría actuado bajo los efectos de las drogas, la de que puede ser un psicópata o la de que perdió la cabeza. Con todas estas teorías se trata de entender cómo un chico joven, con éxito y aparentemente normal pudo hacer algo así.
Efecto halo
El efecto halo es un fenómeno que explica cómo, en ocasiones, una percepción inicial de alguien (por ejemplo, sus rasgos físicos o cómo viste) hace que las personas se creen una imagen de un individuo que no siempre casa con la realidad. En este caso, el atractivo y normatividad de Daniel Sancho da lugar a que no se le pueda relacionar con una persona capaz de asesinar y descuartizar a otra.
No es la primera vez que sucede esto con algunos criminales. Ya ocurrió en ocasiones anteriores como Miguel Carcaño e incluso Pablo Escobar. En este sentido, la apariencia física o la fama de alguien distorsionan la percepción que se tiene de ellos, incluso cuando son criminales.
La primera persona que habló de este término fue Edward Thornidike, un psicólogo y pedagogo estadounidense, antecesor de la psicología conductista, que pudo demostrar con evidencia empírica este fenómeno.
Tan es así que en 1974 se llevó a cabo un estudio en Estados Unidos que demostraba que las personas más normativamente atractivas que hubieran delinquido eran sentenciadas con condenas menos severas. Y al contrario, en el año 2010 en la Universidad de Cornell, en Nueva York, otro estudio mostró que los criminales con rasgos menos agraciados tendían a cumplir una condena de 22 meses más que otros delincuentes con mejor parecido.
La consecuencia que tiene este fenómeno no es solo legal sino también social ya que se puede llegar a sentir simpatía por estas personas y justificar, de alguna manera, lo que hizo así como no dar la atención y cobertura a las víctimas cuando lo necesitan.
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