El descuartizamiento de la profesora, la obra del monstruo del Tiro de Línea
Crímenes de agosto
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Hasta hace unos pocos años, era habitual que cada mes de agosto se recibiera en la redacción de este periódico una llamada procedente de Florida (EEUU). Quien llamaba era Sandra Cerna, madre de Laura Cerna Baird, una profesora de inglés norteamericana que fue asesinada en Sevilla el 30 de agosto de 2010, una fecha de la que se cumplen este martes 12 años.
Sandra hablaba en un perfecto castellano con un marcado acento cubano. Se mostraba a menudo muy crítica con el sistema judicial español. No podía entender que al monstruo, como ella llamaba a Antonio Gordilllo Sala, el asesino de su hija, se le aplicaran atenuantes como la de confesión y le rebajaran un año de condena. Para una ciudadana estadounidense que había ejercido como abogada penalista durante muchos años, y que se había opuesto férreamente a la pena de muerte, una condenaa 19 años de cárcel por un asesinato significaba un castigo bastante suave.
La madre de la víctima se emocionaba cada vez que recordaba a su hija y la relación de ésta con la ciudad. "Laura amaba Sevilla", solía decir. Laura llevaba tiempo residiendo en la capital andaluza. Tenía 49 años cuando se cruzó con su verdugo, Antonio Gordillo Sala, un joven de 30 que trabajaba por entonces de camarero en un bar de la calle Greco y residía en el Tiro de Línea. Ambos acabaron aquella noche en casa de él, en la plaza Alcalde Horacio Hermoso, que acabaría convirtiéndose en el escenario de uno de los crímenes más brutales y macabros de la historia negra de la ciudad.
La madrugada del 30 de agosto de 2010, el monstruo y la profesora coincidieron en un bar de la avenida deFelipe II. Luego fueron a casa del primero. Allí tomaron unas copas y se produjo una fuerte discusión entre ambos por causas que nunca pudieron ser aclaradas. En un momento de la misma, Gordillo propinó fuertes golpes a Laura Cerna, y a continuación le asestó tres cuchilladas. Para entonces, la víctima se hallaba posiblemente inconsciente a causa de los golpes.
Después, el asesino arrastró el cuerpo hasta el cuarto de baño y la descuartizó, metiendo partes del cadáver en una maleta y otros trozos en una mochila. Limpió la casa y a la mañana siguiente pidió el coche a una amiga para deshacerse de la maleta que contenía el cuerpo, que arrojó sobre las cinco de la tarde al río Guadalquivir, cerca de la antigua discoteca EM. Antonio Gordillo se marchó a continuación a Chipiona, donde tiró una bolsa de basura con los utensilios de limpieza que había usado en su casa, y luego regresó a Sevilla, devolvió el coche a su amiga, y tiró al río la bolsa que contenía la cabeza y un brazo de la víctima.
La Sevilla de 2010 seguía conmocionada por la desaparición de Marta del Castillo, cuyo cuerpo continuaba buscando la Policía. La noticia de la aparición de un cadáver en el río, sin que hubiera trascendido aún nada de la desaparición de la profesora, llevó a muchos ciudadanos a pensar que por fin se había encontrado el cuerpo de la menor desaparecida un año y medio antes, el 24 de enero de 2009, y que había terminado aquella pesadilla sin fin para unos padres que todavía hoy siguen sin consuelo.
Pronto se supo que el cadáver hallado era el de una mujer adulta que había sido asesinada unos días antes por un hombre que había confesado el crimen. El hallazgo del cuerpo en el río hizo sospechar que quizás aquella versión de Miguel Carcaño acerca de que arrojó el cadáver de Marta del Castillo al Guadalquivir no era del todo cierta, pues el cadáver de la americana se había encontrado con relativa facilidad, siguiendo las indicaciones sobre el lugar al que lo arrojó que había realizado el propio asesino.
Gordillo había relatado lo ocurrido a un amigo y éste había puesto los hechos en conocimiento de la Policía. Finalmente, en un registro de su domicilio, un agente del Grupo de Homicidios puso un papel delante del asesino y éste decidió escribir un relato pormenorizado de los hechos. De su puño letra y en una carta plagada de faltas de ortografía, Gordillo dijo que no la mató, aunque sí admitió que la descuartizó. Sostuvo que la mujer se autolesionó después de que él se negara a mantener unas relaciones sexuales que la víctima le habría solicitado. Un relato que indignaría todavía más a la familia de la profesora.
La autopsia reveló que la profesora de inglés recibió tres puñaladas, una de ellas con doble trayectoria que le afectó el corazón. En el brazo también tenía heridas defensivas, de haber intentado repeler la agresión con el cuchillo, lo que contradice la versión del asesino. "Y, si fue así como usted dice, ¿por qué no llamó a la Policía, que es lo que hubiera hecho cualquiera en una situación como esa?", le preguntaron durante uno de los interrogatorios.
"Buena pregunta", fue lo que respondió el sospechoso, para luego decir que su primera intención fue llamar a la Policía, pero no lo hizo por "ver tanta televisión". Le inquirieron después si no sería más bien al revés, es decir, que él matara a Laura porque se negó a mantener relaciones sexuales, que era lo que él pretendía. "Si hubiera hecho eso es que me he convertido en un monstruo", fue su respuesta.
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