"Estoy bien, vivo, pero mi vida se ha acabado", el mensaje que Daniel Sancho envió a una chica de Tailandia
El joven había conocido a la chica en la playa al día siguiente de cometer el crimen y unas horas después ella misma vio por redes sociales que lo habían detenido y estaba acusado de asesinato.
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Después de que salieran a la luz las imágenes de Daniel Sancho en la escena del crimen, justo antes de su reconstrucción, el programa 'Y ahora Sónsoles' ha lanzado una nueva exclusiva sobre el caso: el testimonio de una mujer a la que el cocinero conoció a la mañana siguiente de haberse producido los hechos.
Según ha podido averiguar el programa de Antena 3, ambos se conocieron en la playa esa mañana. Allí, de acuerdo con su relato, Daniel Sancho le mintió acerca de los motivos por los que había viajado a Tailandia.
"Me dijo que venía por el boxeo tailandés", afirma la joven al programa. A lo que añadió que la intención del chef era practicarlo todos los días, aunque no sabía si podría hacerlo debido al corte que se había hecho en la mano derecha. Ese mismo corte lo vieron los trabajadores del hotel al que el joven acudió y éste aseguró que se lo había hecho abriendo un coco.
No obstante, tal y como el vídeo filtrado sobre la reconstrucción de los hechos, este no era el único corte que tenía el joven en ese momento; también se había hecho otro en el antebrazo izquierdo.
Además, siempre según las palabras de esta joven entrevistada por 'Y ahora Sonsóles', el hijo de Rodolfo Sancho le habría manifestado su intención de ir a la fiesta de la luna llena, a pesar de que apenas había dormido nada la noche anterior por, en sus palabras, haber estado mandando correos electrónicos.
Además Daniel Sancho le llegó a enseñar a la chica una fotografía del amanecer tomada desde un kayak, presumiento de la estampa. La instantánea, presumiblemente, estaba tomada mientras transportaba parte de los restos de su víctima para arrojarlos al mar.
Fue al día siguiente de dicho encuentro cuando la chica descubrió, a través de las redes sociales, que el joven al que había conocido en la playa estaba detenido y era el autor confeso de haber descuartizado a su amigo, Edwin Arrieta.
Según la joven, la respuesta del presunto asesino fue estremecedora: "Estoy bien, vivo, pero mi vida se ha acabado", le dijo. Tras ese mensaje, el joven no volvió a responder más y ella se enteró por la prensa de que había sido acusado de asesinato.
Sin embargo, esta joven anómina que compartió un día con el presunto asesino considera que "no puedes tenerle miedo". De hecho, ha llegado a reconocer en su declaración que no tendría problema en volver a conversar con él. Esto es lo que muchos psicólogos han destacado como el conocido efecto halo, un fenómeno que se produce cuando atribuimos cualidades a una persona, y nos creamos una imagen, en base a aspectos que hemos percibido de ella (como la belleza o fama), pero que no necesariamente significan que vaya a ser incapaz de, por ejemplo, cometer un crimen.
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