“La cogí del cuello y apreté”: condenan al asesino del crimen de la vendedora de cupones

El jurado popular ha encontrado culpable al hombre que acabó con la vida de María Isabel Abengózar, vendedora de cupones en Albacete y lo ha condenado a la prisión permanente revisable.

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Cartel de búsqueda de la vendedora de cupones
Cartel de búsqueda de la vendedora de cupones / Sos Desaparecidos
Carmen P. Acal

19 de julio 2023 - 11:43

La Audiencia Provincial de Albacete ha condenado a Andrés G.S., asesino de María Isabel Abengózar, vendedora de cupones de la ONCE en la ciudad, a la pena de prisión permanente revisable según adelanta el medio El Digital de Albacete, después del veredicto por unanimidad de un jurado popular que le consideró culpable tras un día de deliberación el pasado 15 de junio.

La decisión judicial se ha dictado tras las declaraciones de los acusados, testigos, agentes de la Policía Nacional, forenses y peritos. De esta forma el jurado popular considera demostrado que el procesado acabó con la vida de María Isabel de manera intencionada, abalanzándose sobre ella sin previo aviso y asfixiándola hasta provocarle la muerte.+

Tras conocerse el caso que tuvo lugar en agosto de 2021 el Ministerio Fiscal solicitó la prisión permanente revisable al acusado a la que finalmente ha sido condenado tras la celebración del juicio. El acusado se declaró culpable durante el juicio y confesó los hechos, explicando cómo mató y emparedó a la víctima: "No sé qué se me pasó por la cabeza", dijo.

Según el escrito de acusación, los hechos tuvieron lugar el 19 de agosto de 2021, cuando el procesado, aprovechando la relación de amistad que mantenía con la víctima, la invitó a su casa para pagarle unos cupones que le debía e invitarla a una cerveza.

Una vez en el domicilio, Andrés le dio su dinero (50 euros) a María Isabel y acto seguido le pidió que le fiara dos rascas que la vendedora llevaba consigo. A esa petición empezaron a sumarse más cupones hasta que Andrés acumuló una deuda de más de 200 euros, hecho que hizo que María Isabel no le dejara ninguno más. Ésta le dijo que tenía que pagarle, lo que, al parecer, inició una discusión entre ambos.

Fue entonces cuando el procesado empujó a María Isabel, que, debido a los problemas de movilidad que padecía, cayó al suelo. Ésta le advirtió que lo denunciaría, momento en que Andrés se abalanzó sobre ella y, sujetándole los brazos con las rodillas para impedir que se moviera, le apretó el cuello durante varios minutos hasta asfixiarla.

"Fue casi instantáneo. Me senté encima de ella, le sujeté un brazo con una pierna, no podía soltarse, la cogí del cuello, le apreté, no le dio tiempo de decir nada. Estuve poco tiempo, un minuto o un minuto y algo, fue un rato muy malo. No sé que se me pasaría por la cabeza, estuve apretando hasta que noté que estaba muerta", reconoció Andrés durante el juicio.

Una vez que el agresor comprobó que María Isabel estaba muerta, envolvió el cadáver en unos plásticos y lo llevó a una de las habitaciones de la casa. Días después de lo ocurrido, mientras los familiares buscaban a la víctima por todo Albacete, el acusado encargó azulejos, cemento y arena con los que luego construyó un muro tras el que escondió el cuerpo junto a sus cupones, el móvil de la víctima, su TPV y el chaleco de la ONCE que llevaba.

Además, antes de emparedar el cadáver recuperó los 50 euros que le acababa de pagar a la mujer y le quitó todo el dinero que llevaba encima, lo que tendría un valor total de 1.917 euros. "Tengo conocimientos de albañilería, metí el cuerpo y fui haciendo filas de ladrillos con cemento, así hasta llegar arriba, lo hice dos o tres veces para evitar que saliera el olor”, señaló ante el juez.

María Isabel tenía 44 años y vivía con sus padres y sus hermanos en Albacete cuando desapareció. Tenía diagnosticada una hemiplejia derecha por parálisis cerebral mixta cuando nació. Se le había reconocido una discapacidad del 70%, por eso trabajaba en la ONCE.

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