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Cronología de la huida del homicida de Canovelles: secuestró a más personas

El presunto homicida tiene 20 años y estuvo sirviendo en el Ejército de Tierra.

Así ha sido el intento de fuga del acusado del crimen de Canovelles

Foto de archivo
Carmen P. Acal

14 de abril 2023 - 18:15

Casi una semana después de que se produjera el homicidio contra el instructor de un club de tiro en Canovelles (Barcelona) a manos de Roger L.S., se ha podido conocer que el presunto agresor secuestró a más personas antes de huir hasta Murcia.

En total fueron tres los coches en los que Roger trató de subirse para huir después de haberle disparado hasta cinco veces al instructor y propietario del centro de tiro sin que éste pudiera defenderse.

Primero amenazó a una mujer para que lo llevara hasta Barcelona y, una vez allí, se cambió de vehículo. En el primer coche viajaba un matrimonio de ancianos, en el segundo, una conductora que iba sola y en el tercero, y último, dos chicas de su misma edad, a las que sometió al calvario más largo y que se alargó once horas y un viaje de más de 600 kilómetros.

Cronología de la huida

Roger huyó a pie del Club de Tiro de Precisión en Canovelles a las 19.30 horas del sábadodespués de haber cometido, presuntamente, el homicidio. El exmilitar, que se había llevado dos pistolas y munición de la galería de tiro, cubrió andando una distancia de unos metros hasta que paró al primer vehículo de los tres que acabó usando en su huida.

Lo abordo en plena carretera. En ese coche viajaba un matrimonio formado por dos personas mayores a las que amenazó apuntando con una de las pistolas. Roger se metió en el turismo y junto a los ancianos, a los que intimidó, se desplazó hasta Granollers. Una vez allí cambió de coche.

En una gasolinera, secuestró a una segunda conductora, una mujer que iba sola. De nuevo amedrentando con el arma, la obligó a trasladarlo a Barcelona. En la capital catalana, bajó de aquel segundo vehículo y se acercó a dos jóvenes veinteañeras que se encontraban en un lavacoches.

Las chicas estaban limpiando su coche y Roger, como había hecho en los casos anteriores, las abordó amenazándolas con el arma de fuego que llevaba, se metió en su coche, y les pidió que entraran y condujeran siguiendo sus órdenes. Las dos chicas, temiendo por su vida, obedecieron cada una de las indicaciones del exmilitar.

Primero indicó que condujeran hacia Tarragona. Después cambió de opinión y decidió ir a València. Luego quiso seguir hasta Albacete. Por último, decidió que lo llevaran a Murcia.

En la información compartida por Caso Abierto, las dos pistolas que Roger había robado del club y que usó para asustarlas eran un revólver Wesson de 38 mm con 36 cartuchos y una Daewoo de 9 mm con 12 cartuchos. También llevaba encima una navaja.

Durante el trayecto, Roger quiso atracar un supermercado de la marca Lidl y una gasolinera, pero ambos establecimientos estaban cerrados.

Llegada a Murcia

Al entrar en Murcia y puesto que no conocían la zona, las chicas se equivocaron y condujeron en dirección prohibida, algo de lo que se percataron unos agentes de la Policía Local que había cerca. Estos le dieron el alto a las chicas y ellas dialogaron con la policía ocultando que estaban siendo retenidas ilegalmente por Roger.

La agente no notó nada extraño y los dejó marcharse. Roger, según subrayan ellas, las soltó al reanudar la marcha que acababan de salvar la vida a la funcionaria porque si hubiera pretendido identificarlo la habría matado.

Tras aquel incidente, las dos jóvenes, que llevaban once horas encerradas en aquel coche, le hicieron saber a Roger que estaban muy cansadas. Habían conducido bajo una situación muy estresante y sin descanso, por eso el agresor accedió a que se marcharan.

Les dijo a éstas que tomaría un autobús, algo que no pretendía hacer, para despistarlas. Sobre las 08.00 horas, el pistolero bajó del coche en una rotonda y las jóvenes, solas de nuevo, entraron en una gasolinera Repsol para pedir ayuda.

Los agentes de la Policía Nacional lo hallaron en la estación de ferrocarril El Carmen sobre las ocho y media de la mañana, sentado entre el resto de viajeros. Allí, tras un forcejeo, lograron hacerse con sus armas y lo detuvieron.

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