Crónica del crimen de Meco: un asesinato, 89 puñaladas y ningún culpable
La jueza ha vuelto a archivar el caso de forma provisional ante la falta de pruebas para incriminar a algún culpable.
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El 16 de enero de 2019, Miriam Vallejo, ‘Miri’, como la conocían sus amigos, salía a pasear a sus perros y a los de su compañero de piso. La joven tenía 25 años y compartía vivienda en la localidad madrileña de Meco con Celia, su mejor amiga, y Sergio, el novio de ésta.
Miri se encontraba entre el municipio de Meco y el de Villanueva de la Torre (ya en Guadalajara) cuando alguien la atacó y le asestó 89 puñaladas en el tórax, en el cuello, en los brazos, en el cráneo… Lo hizo, o lo hicieron, con un objeto punzante y con una especie de machete cuya punta quedó incrustada en la cabeza de la joven.
La agresión duró 10 minutos y a pesar de que la chica se intentó defender, tal y como desveló la autopsia, quien la atacó se ensañó de forma tan violenta con ella que le fue imposible salvar su vida.
A la chica la encontrarían dos mujeres, 10 minutos después, ya sin vida y bañada de sangre, con todos los perros que llevaba ladrando junto a ella. Los últimos mensajes de su móvil habían sido borrados.
Nunca se llegó a saber quién había sido el culpable y si habría sido una persona o más de una, ya que las heridas revelaron el uso de dos armas.
Cuando el caso comenzó a investigarse por el Juzgado de Instrucción número 5 de Alcalá de Henares, las sospechas se depositaron sobre la pareja de Celia (Sergio), compañero de piso de la víctima. En la etiqueta de la sudadera que llevaba puesta Miri se encontraron restos de su ADN y descubrieron que tenía un machete de características parecidas al que se podría haber usado en la agresión.
La primera detención
A los siete meses de tener lugar el suceso, detuvieron a Sergio por los hechos e ingresó a prisión de manera preventiva, donde permaneció 4 meses más, entre agosto y diciembre de 2019.
La coartada de Sergio, que siempre defendió que era inocente, era que en el momento del brutal crimen se encontraba en casa jugando a la consola. Los investigadores comprobaron que, efectivamente, en ese tramo horario estaba activo en una partida en línea pero que, sin embargo, no estaba usando los mandos.
También se comprobó que la señal del móvil del detenido estaba cerca del lugar en el que asesinaron a la joven, pero esta era la misma zona que estaba próxima a la casa de ambos, por lo que esos datos no pudieron concluir si él estaba con la chica o no.
Se acabó demostrando, con el tiempo, que el machete que tenía el sospechoso no era el mismo que se utilizó para matar a Miri y que la trasnferencia del ADN se había podido producir porque los tres compañeros lavaban la ropa juntos en el piso.
Por este motivo la jueza decidió dejarlo en libertad de manera provisional, en condición de investigado y con la obligación de acudir semanalmente a los juzgados para evitar una posible fuga.
El segundo sospechoso
Mientras que la investigación seguía su curso, una persona que ya estaba cumpliendo condena y que era politoxicómano, Alberto, confesó a los funcionarios de prisión que él era quien había matado a Miriam Vallejo.
La jueza pidió entonces una prueba de ADN para corroborar su versión pero no se encontró ninguna coincidencia con los restos encontrados en la escena del crimen, por eso la magistrada descartó la posibilidad de que él fuera el asesino.
Tres años después, en mayo de 2022, la jueza decidió cerrar la causa de manera provisional ante la falta de pruebas que pudieran incriminar de forma tajante a alguien como asesino de la joven Miriam Vallejo.
La familia recurrió dicha decisión y unos meses más tarde, el 31 de enero de 2023, la jueza ha corroborado el sobreseimiento provisional del caso, como consecuencia del “fracaso de la investigación, que no alcanzó los objetivos que, en principio, se perseguían”, han detallado fuentes judiciales.
«La provisionalidad del sobreseimiento tiene, como consecuencia directa e indirecta, la procedencia de la reapertura de las diligencias», si es que aparecen nuevas pruebas, señala la magistrada en su auto. La jueza destaca ahora la «falta de presupuestos necesarios para decretar la apertura de juicio oral», por lo que no existen motivos para sentar en el banquillo ni a Sergio ni al otro investigado como sospechoso de haber asesinato brutalmente a la joven Miriam Vallejo.
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