Crímenes sin resolver en España: los jóvenes asesinados en el pantano de Susqueda
Marc y Paula tenían 23 y 21 años cuando fueron asesinados el día que llegaron al pantano para pasar un fin de semana navegando con su kayak. Los encontraron un mes más tarde flotando en el embalse.
Crímenes sin resolver en España: el brutal asesinato de la familia Barrio
El 24 de agosto de 2017 Paula y Marc, de 21 y 23 años respectivamente, salían de excursión hacia el pantano de Susqueda, en Girona. Antes de llegar hasta allí, pararon para sacar dinero en un cajero automático que les cogía de camino y entraron a tomar algo en un restaurante de El Pasteral, otro embalse cercano. Ya no se les volvió a ver más. Habían montado su kayak en el coche porque su idea era llegar hasta allí, pasar el día navegando y luego dormir en el coche, pero a media mañana la pareja dejó de estar localizable.
Lo que se supo es que el móvil de Marc dejó de emitir señal en torno a las 10 de la mañana y el de Paula lo hizo dos horas más tarde. Ambos llegaron al pantano, pero se les perdió el rastro casi inmediatamente. Fueron los padres de Paula quienes alertaron de que les había podido pasar algo el mismo día 24 porque la chica acostumbraba a contactar con frecuencia con ellos y ese día no lo hizo.
El hallazgo de los cuerpos
Desde que se denunció la desaparición de ambos se inició un dispositivo de búsqueda que no daría sus primeros frutos hasta tres días después, cuando encontraron el kayak de la pareja flotando en mitad del pantano.
El coche de Paula aparecería al día siguiente hundido en el pantano, a siete metros de profundidad. Las llaves estaban puestas, la primera marcha estaba metida, el freno de mano se encontraba bajado, las ventillas abiertas, los asientos delanteros echados hacia delante y los traseros abatidos y sobre ellos había un colchón hinchable sobre el que Paula y Marc pretendían pasar la noche. Todo podría apuntar a un accidente si no fuera porque las ventanillas del vehículo estaban bajadas. Del cuerpo de los chicos no había ni rastro.
No sería hasta 33 días más tarde cuando dieron con el cuerpo de Paula gracias a que el nivel del pantano había bajado a consecuencia de la sequía. Estaba desnudo y atrapado entre unas rocas, con visibles signos de violencia. La autopsia determinó que había muerto de un disparo en la cabeza.
El cuerpo de Marc apareció poco después, flotando, también desnudo pero con una mochila repleta de piedras. Éste estaba en tan mal estado que ni siquiera con la autopsia se pudo determinar la causa de su muerte. Ya no había duda: la pareja había sido brutalmente asesinada.
El principal sospechoso
El 25 de febrero de 2018 la Policía detuvo al principal sospechoso de haber cometido el crimen después de varios meses de investigación. Se trataba de Jordi Magentí, un hombre que vivía por la zona y que ya había sido condenado a 12 años de cárcel por matar a su mujer en 1997. Lo arrestaron después de que vaciara todas sus cuentas y se hubiera comprado un billete de avión a Colombia, a donde pretendía huir tras lo sucedido. Un día después ingresó en prisión de forma preventiva pero nunca reconoció haber sido autor del doble asesinato.
Los indicios
El móvil de Magentí lo situaba en la zona el día que la pareja desapareció, vivía cerca y solía ir a pescar al embalse, junto a una masía abandonada. Las piedras que aparecieron en la mochila de Marc pertenecían a las de la antigua edificación.
Por otro lado, las cámaras del embalse captaron la entrada del vehículo de los chicos y, horas más tarde, la de un Land Rover blanco que pertenecía al tío del sospechoso. Luego se supo que éste le dejaba el vehículo habitualmente a su sobrino.
Uno de los pocos testigos que podía haber en la zona era Bartomeu Soler, un hombre que vivía como un ermitaño y que no se comunicaba con nadie pero aseguró a la Policía que ese día no había visto ni oído nada. Soler fue hallado muerto unos meses más tarde en lo que parecía ser el escenario de un suicidio pero la autopsia determinó que, en realidad, había fallecido de una parada cardiaca antes de quitarse la vida.
303 días después de que el principal sospechoso ingresara en prisión, éste fue puesto en libertad porque no había indicios suficientes para que permaneciera encarcelado. No se habían encontrado restos de ADN de las víctimas en su ropa, no se dio con el arma del crimen ni había un móvil que hiciera que Magentí acabara con la vida de los chicos.
La investigación en la actualidad
Desde que tuvieron lugar los hechos y se inició la investigación, los Mossos pusieron el foco sobre una masía semiderruida como posible escenario del crimen. La particularidad de esta construcción es que aparece y desaparece según el nivel de agua que tenga el pantano, lo que dificulta conocer cuáles fueron las características que se dieron el día del doble asesinato y reproducir lo sucedido.
Pese a esto, y a sabiendas de que no se ha dado con el responsable que cometió el delito, los familiares han solicitado la realización de una prueba sonométrica. Ésta consiste en la recreación de unas condiciones lo más parecida posibles a las que se dieron el 24 de agosto de 2017 para intentar saber hasta dónde podría haber llegado el sonido del disparo que acabó con, al menos, la vida de Paula. Esto permitiría perfilar, con la declaración de los testigos, si los gritos y disparos provenían de esta zona o no. De ser así, Magentí podría verse acorralado puesto que se encontraba allí.
Se trata de una prueba muy especializada, que cuesta 18.000 euros y que se tiene que dar cuando haya unas condiciones climatológicas similares a las del día de los hechos así como el mismo nivel de agua en el embalse.
Los Mossos, la Fiscalía y el abogado de las familias de Marc y Paula consideran responsable de los crímenes a Magentí, quien llegó a contar a un compañero de celda que su hijo mató a los dos jóvenes, y él le ayudó a encubrirlo. Aunque existen más sospechosos la investigación sigue centrada en él como autor del crimen.
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