Crímenes sin resolver en España: la desaparición de dos ancianas y un sospechoso en libertad

Foto de la anciana Margalida Bestard, desaparecida en 2007
Foto de la anciana Margalida Bestard, desaparecida en 2007
Carmen P. Acal

11 de marzo 2023 - 07:27

Ángeles Arroyo tenía 61 años cuando desapareció, en diciembre de 1966. Regentaba una hamburguesería en la zona turística de Palma de Mallorca, concretamente en Cala Major, y tras una discusión con su vecino no se volvió a saber nada de ella.

Cuando la Policía abrió la investigación todas las pruebas los llevaron hasta Antonio Serrano, otro comerciante. En el registro de su establecimiento los agentes hallaron restos de sangre que había sido limpiada y que podían pertenecer a la desaparecida.

Sin embargo no había rastro del cuerpo. Ni en su comercio, ni en su finca, y por aquel entonces, sin cadáver no había delito, por lo que Antonio quedó libre.

Once años después, en octubre de 2007, el responsable del Grupo de Homicidios de la Policía recibió una nota de sus compañeros de la Guardia Civil. Una mujer, Margalida Bestard, de 73 años y casera de un edificio en el Arenal, también en Palma de Mallorca, había desaparecido en extrañas circunstancias tras cobrar los alquileres de sus inquilinos.

Lo último que se supo de ella era que había discutido con un vecino, por lo que los agentes de la Guardia Civil solicitaban acceder a su base de datos para conocer si el hombre tenía antecedentes. Y claro que los tenía.

El vecino era Antonio, el mismo que fue investigado por la desaparición de Ángeles once años antes. En la ficha del presunto agresor aparecía además una descripción de él en la que decía que se trataba de “una persona irascible y violenta con antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar”.

Tanto los investigadores del cuerpo de la Guardia Civil como lo de las Policía concluyeron que estaban ante un psicópata que acabó con la vida de estas dos mujeres.

A Antonio lo volvieron a detener por la segunda desaparición. En esta ocasión uno de sus hijos encaminó a los investigadores hasta unas obras donde existía la posibilidad que hubiera ocultado el cuerpo de Margalida, pero éstos no encontraron nada. Y una vez más, sin cadáver no se podía procesar al sospechoso, por lo que volvío a quedar libre.

En diciembre de 2020, Antonio Serrano fallecía dejando tras de sí los enigmas no resueltos de dos mujeres desaparecidas en circunstancias similares cuyos cuerpos nunca fueron hallados.

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