Crímenes de Manzanares: Antonio Caba seguía celebrando comidas con amigos en la escena del crimen
Un amigo del presunto asesino de los crímenes de Manzanares ha explicado que Caba le vendió la finca de la víctima, en la que lo mató, falsificando su firma y que allí se comportaba como si nada.
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Gaspar Rivera y Antonio Caba llevan en prisión provisional desde el pasado mes de marzo. Están acusados de haber acabado con la vida de los empresarios Jesús González Borrajo y Juan Miguel Isla en la localidad de Manzanares, en Ciudad Real.
Las dos víctimas desaparecieron en 2019 y 2022, respectivamente y no ha sido hasta este aó cuando agentes de la Guardia Civil han conseguido dar con sus cuerpos desmembrados y escondidos en el interior de dos pozos diferentes, ambos ubicados en fincas que habrían sido propiedad de Antonio Caba.
Mientras que la investigación por el caso continúa abierta y el juez sigue haciendo preguntas a posibles testigos y personas cercanas a Caba, un amigo del presunto homicida ha declarado ante el letrado que éste lo habría engañado y manipulado para que adquiriera una finca que era propiedad de una de las víctimas cometiendo un fraude.
En información en exclusiva compartida por Caso Abierto, portal de sucesos e investigación del grupo Prensa Ibérica, el hombre, que es camarero de profesión, confiesa que él aceptó participar en un fraude para hacerse con una de las fincas de la víctima tres días después de desaparecer Isla. "Ese contrato es falso total. Todo eso lo ha hecho Antonio Caba y me metió ahí... Me dijo, esta casilla va a ser para ti", en alusión a la casa que había dentro de la finca de la víctima.
Según su testimonio, Caba copió la firma de la victima de otro contrato para cerrar la supuesta venta cuando el hombre ya estaba muerto(él mismo lo habría matado). El camarero explicó que él y Caba acudieron a un bar de Daimiel y "yo firmé, todo es inventado". Desde entonces, y con el legítimo dueño desaparecido, él se quedó con la casa y Caba con el resto de la finca. En alusión a Isla, el hombre ha explicado que Caba “decía que se había ido por su propia cuenta”.
Estaba obsesionado con la limpieza
Desde aquel mes de julio hasta enero de 2023, Caba y su amigo siguieron haciendo vida normal y en ocasiones se veían en el interior de la casa adquirida. Respecto a esto el camarero cuenta cómo veía a Caba obsesionado con limpiar las cortinas y con rociar aguarrás por algunas paredes para, supuestamente, acabar con los bichos.
Caba repitió esos episodios de limpieza del lugar del crimen en otras ocasiones, según la declaración de su antiguo amigo: "Me llamaba y me decía: ¿estás en el campo? y, estando yo allí con mi pareja, llegaba él y cogía estos productos de limpieza y echaba como un loco al suelo"
Además de esto el presunto asesino volvía a la escena del crimen como si nada hubiera pasado. Lo explica el amigo contando que el pasado hicieron en la finca un arroz con bogavante y critica la “sangre fría que hay que tener para comer allí”.
El camarero ha recordado también que Caba "pasaba al cuartel de la Guardia Civil y le decían don Antonio", debido a que tenía amistades "que son altos cargos de la Guardia Civil" en la zona de Manzanares. Y que ellos tampoco "notaron nada del perfil que tenía este hombre".
Antonio Caba está en prisión por los dos asesinatos y no ha declarado ni ante la Guardia Civil, que lo detuvo, ni ante el juez. En la cárcel está también Gaspar Rivera, el jubilado que confesó haberle ayudado a deshacerse del cadáver de Juan Miguel Isla.
Todavía faltan por conocerse los resultados de la autopsia, para saber cómo murió Isla y que establecerán si el empresario fue arrojado vivo o muerto al pozo. También, los análisis del arma, una pistola Astra 9 de cañón largo, que podría haber sido la utilizada para matarlo.
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