Crímenes de Andalucía: segunda parte del caso Rocío Wanninkhof y Dolores Vázquez

La principal sospechosa del asesinato fue condenada por acabar con Rocío e ingresó en prisión a pesar de que no había pruebas suficientes contra ella.

Crímenes en Andalucía: Rocío Wanninkhof y el giro inesperado en la investigación

Foto de archivo de Dolores Vázquez
Foto de archivo de Dolores Vázquez / EFE
Carmen P. Acal

01 de abril 2023 - 15:20

Dolores Vázquez entró en la cárcel el 9 de septiembre del año 2000, acusada de matar a Rocío Wanninkhof después de que el juez encargado del caso creyera que había indicios suficientes para incriminarla.

Quedaba un año para que se celebrara el juicio por el caso y en ese tiempo la Guardia Civil tuvo que trabajar a contrarreloj para conseguir las pruebas de las que carecía cuando detuvieron a Dolores.

La detuvieron dos días antes gracias a un informe presentado ante el juez de instrucción que destacaba 20 indicios, según la Benemérita, apuntaban a ella como la principal sospechosa. Algunos de ellos indicaban que Dolores mentía, sin explicar cómo llegaron a esa conclusión, y que su personalidad era fría y calculadora, sin aportar pruebas psicológicas que lo confirmaran.

Los investigadores creyeron que las bolsas que aparecieron junto al cuerpo esqueletizado de Rocío se pusieron a posteriori para que se encontrara el cadáver y se pudiera incriminar a otra persona, concretamente al tío de la víctima, que vivía cerca de donde se halló a la joven y que había tenido problemas con Dolores Vázquez por motivos económicos.

Dolores tenía coartada para el día que desapareció Rocío pero daban toda la credibilidad a las personas que contradecían dicha coartada con argumentos que no se podían sostener. Por ejemplo, Dolores demostró que el día de los hechos estaba con su madre y a cargo de su sobrina de dos años, pero la vecina contradijo esa versión y la creyeron a ella por encima de la explicación de Dolores, que además estaba secundada por su propia hermana.

La sospechosa solo salió esa noche de su casa para tirar la basura y comprar tabaco en el bar de enfrente, algo que le llevó pocos minutos antes de volver a la vivienda en la que tenía a dos personas a su cargo.

Además, al día siguiente esta tenía una boda y en la ceremonia ninguno de los invitados observó un comportamiento extraño en ella ni ningún indicio de haber vivido una escena violenta.

En enero de 2001, tras varios análisis en el laboratorio, se comprobó que las fibras textiles encontradas en el cuerpo de Rocío no pertenecían a ninguna prenda de Dolores. En ese momento el abogado de la defensa pidió la puesta en libertad de manera inmediata de su clienta pero le negaron su petición.

Dolores sufrió durante todo el proceso, desde que la señalaron hasta que entró en prisión, un juicio paralelo en los medios de comunicación, que se centraron en analizarla a ella como persona y no en la falta de pruebas para inculparla.

Tuvo una relación difícil con Rocío cuando ésta llegó a la adolescencia y eso, unido a la ruptura con su madre, Alicia, sirvió para hacer creer que era una mujer fría, celosa, controladora y calculadora que habría querido matar a la joven por no soportar que su madre hubiera rehecho su vida.

Juicio

El juicio, con jurado popular, dio comienzo el 3 de septiembre de 2001 en la Audiencia Provincial de Málaga y dura 16 días, calificando a la vista como “un circo” por el número de personas que quisieron asistir.

El abogado también alegó que no habían encontrado ni una sola huella de Dolores en la escena del crimen ni en las prendas que se encontraron en el interior de las bolsas, junto al cuerpo. Pidió que se cotejaran dichas huellas pero el juez, nuevamente, lo denegó.

En el juicio hubo multitud de testimonios que apuntaban a la inocencia de Dolores. Hablaron la madre de la pequeña a la que Dolores estaba cuidando y una amiga con la que la encausada había quedado esa noche pero a la que llamó para decirle que estaba haciendo de niñera y que tenía que cancelar el plan. También habló la asistenta de Vázquez.

Ella contó que el día que apareció el cuerpo de Rocío, Dolores apuñaló una foto de la víctima mientras decía “este es mi problema”. La acusada se defendió de esa acusación diciendo que lo que trataba de explicarle era que habían encontrado a Rocío muerta pero que como no lo entendía, porque la asistenta era ucraniana, cogió un tenedor y señaló una foto de la chica.

El fiscal llegó a la conclusión de que Dolores sentía mucha animadversión por Rocío porque la culpaba de su ruptura. Además en el juicio sostuvieron que se trataba de una agresión homosexual, y que las personas homosexuales reprimidas son más violentas por culpa de esa represión.

Alicia corroboró esa parte de la teoría indicando que Dolores tenía un trauma con la relación que ambas tuvieron y que no era capaz de aceptarla públicamente.

En su alegato final Dolores dijo: “que busquen a los culpables porque yo no lo he hecho y ahí fuera están los culpables, probablemente, en esta sala”. “Nunca han tenido nada contra mí y no lo tendrán porque soy inocente”, concluyó.

El jurado popular, tras 30 horas de deliberación, la declararon culpable en septiembre de 2001, con 7 votos a favor y 2 en contra. Según la sentencia, Dolores salió a caminar sobre las 21:40 y se encontró con Rocío. La acusada siempre llevaba consigo un pequeño cuchillo por si tiene que defenderse, discute con la joven, le da un golpe que la hace sangrar y por eso le ofrece el pañuelo de papel que apareció en el lugar donde fue hallada la sangre de la chica.

Aprovechando la sorpresa, la sentencia recoge que Dolores apuñaló en el pecho a Rocío. A pesar de que intentó huir, Dolores la alcanzó y le dio el resto de cuchilladas por la espalda.

Con la sentencia lo único que quedaron recogidas fueron las teorías del fiscal, sin que se aportaran pruebas concluyentes, porque no las había.

El juez Fernando González Zubieta condenó a Dolores Vázquez, de 52 años, a 15 años de cárcel y a pagar 18 millones de pesetas (150.000 euros) a la familia como indemnización.

Recurren la sentencia y queda en libertad

El abogado de la ya condenada recurrió la sentencia y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía aceptó dicho recurso, ya que consideró que el veredicto no se ha fundamentado en pruebas sino en indicios y que no se ha respetado la presunción de inocencia.

El 1 de febrero de 2002 se anuló la sentencia, se consideró el juicio nulo y se ordenó un segundo juicio. El 8 de febrero de 2002, tras la anulación y el pago de 30.000 euros de fianza, Dolores Vázquez salió de la cárcel pendiente de un nuevo juicio.

Giro inesperado

La familia de Rocío presentó entonces un recurso de súplica para que Vázquez volviera a la cárcel pero se desestimaron todos, a la espera de que se repitiera el juicio.

La fecha escogida para ello fue el 14 de octubre de 2003. Sin embargo, el 1 de septiembre de ese mismo año aparecieron pruebas que darían un giro de 180 grados al caso. En el escenario del crimen de una nueva víctima en la zona de la Costa del Sol, Sonia Carabantes, aparecerían unos restos de ADN que coincidirían con los encontrados en el cigarrillo que se encontró en el lugar en el que desapareció Rocío.

Los dos pertenecían a la misma persona, un hombre de origen británico que acabaría confesando los dos asesinatos.

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