El crimen de la Guardia Urbana: el asesinato que ha inspirado la serie “El cuerpo en llamas”, de Netflix
El cuerpo de Pedro Rodríguez apareció calcinado en mayo de 2017 tras haber sido víctima de un plan urdido por su entonces pareja, Rosa Peral, y el amante de ésta, Albert López.
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El 4 de mayo de 2017 una persona que había salido a correr por las inmediaciones del pantano de Foix, ubicado en la provincia de Barcelona, encontró un coche completamente calcinado, por lo que decidió llamar a la Policía.
Cuando los agentes llegaron a la zona indicada encontraron que en el interior del vehículo, concretamente en el maletero, había un cadáver también calcinado. Lo primero que pensaron los policías era que se trataba de un ajuste de cuentas. No obstante abrieron una investigación para esclarecer qué había pasado y a quién pertenecía el cuerpo encontrado.
Sin a penas cuerpo, ni huellas, lo único que tenía la policía era lo que quedaba del coche, y eso no permitía conocer la identidad del fallecido. Hasta que dieron con una pista que les permitiría resolver todo el enigma de lo sucedido: unos tornillos quirúrgicos con numeración que aparecerían entre las cenizas del cuerpo. Fueron dichos tornillos los que hicieron que los policías supieran que el cuerpo que tenían delante era el de Pedro Rodríguez, un agente de 38 años de la Unidad de Tráfico de la Guardia Urbana.
Para continuar con la resolución del caso los investigadores tuvieron que volver años atrás y desenredar todos los entresijos de la vida de este guardia.
Para ello tuvieron que remontarse a 2012. En este año, la también agente de la guardia urbana Rosa Peral se había casado con Rubén, un hombre con el que tuvo dos hijas. Sin embargo, lejos de ser un matrimonio comprometido, Rosa tenía encuentros esporádicos con otros hombres a escondidas de Rubén. Uno de ellos era Albert López, con quien estuvo durante bastante tiempo mientras Rosa estaba casada.
En ese intervalo de tiempo Rosa deja la relación con Rubén y en 2016 comienza un vínculo sentimental con Pedro Rodríguez. Por aquel entonces Rosa vivía en Vilanova i la Geltrú junto a sus dos hijas y según parece, aun continuaba viéndose con Albert. Al principio todo iba bien, de hecho Pedro se mudó al mismo pueblo en el que vivía Rosa para estar más cerca de ella.
Sin embargo, al tiempo Albert se enteró de que estaban juntos y en un arrebato de celos decidió enviarle a Pedro todas las conversaciones con contenido romántico y sexual que ambos habían mantenido cuando ya habían iniciado su relación.
Aunque siguieron juntos, ya nada volvió a ser igual. Las peleas entre Rosa y Pedro serían frecuentes y estarían siempre marcadas por los celos y, según Rosa, los malos tratos. Además esto dificultaría los encuentros que se venían dando entre Alberto y Rosa, hecho que fue el detonante para que urdieran el macabro plan de acabar con Pedro.
La idea de ambos era poder estar juntos y hacer que pareciera culpable el exmarido de Rosa, Rubén, y padre de las niñas, con lo que no solo se librarían de Pedro sino que Rosa podría conseguir la custodia completa de sus dos hijas.
Cómo lo mataron
Según la versión oficial, para acabar con la vida de Pedro primero decidieron drogarlo, aunque es algo que no se pudo comprobar porque el cuerpo estaba calcinado. Luego lo mataron. Los agentes llegaron a la conclusión de que lo habían sometido químicamente porque ni Rosa ni Albert tenían en su cuerpo señales de haber forcejeado con nadie. Una vez muerto, trasladaron su cadáver al maletero de su coche, condujeron hasta el pantano de Foix, y lo quemaron con él dentro.
Para despistar a los investigadores los asesinos llevaron el teléfono de Pedro Rodríguez a la puerta de la casa de Rubén. Desde allí escribieron un mensaje al móvil de Rosa para hacer creer que aún estaba vivo. En lo que no cayeron fue en que Rubén ese día estaba lejos de ese lugar y tenía coartada por lo que las sospechas que se hubieran depositado sobre él desaparecerían en ese momento.
La condena
Al juicio, que se celebró 3 años después, los condenados acudieron separados, con versiones muy distintas de la primera, inculpándose el uno al otro.
Ella le acusaba a él de haber matado a su novio por celos, mientras que él la acusaba a ella de haberlo asesinado porque la había agredido de forma física, y más tarde, le había pedido ayuda para deshacerse del cuerpo.
Intentaron librarse de la condena pero ocho de los diez miembros del jurado les consideraron culpables a ambos. Y creyeron la teoría del fiscal, según la cual, los dos crearon un plan para matar a la víctima y deshacerse del cadáver.
Finalmente Rosa Peral y Albert López fueron condenados a 25 y 20 años de cárcel, respectivamente, por asesinato con traición con la agravante de parentesco en el caso de ella. También tuvieron que indemnizar a la familia de la víctima con 885.000 euros. Tras la sentencia ambos trataron de recurrir, pero no consiguieron nada.
El cuerpo en llamas
Cinco años después, la plataforma Netflix estrena su nueva serie “El cuerpo en llamas”, basada en el crimen de la Guardia Urbana y protagonizada por Úrsula Corberó, Quim Gutiérrez y José Manuel Poga. Se estrenó el pasado 8 de septiembre y desde entonces ha estado sembrada de polémica.
Entre otras cosas la justicia ha ordenado que ninguno de los condenados cobre por el derecho de imagen hasta que no paguen la indemnización completa a la familia de la víctima.
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