El consentimiento en el caso de Dani Alves: ¿cuándo se considera agresión y cuándo no?
El futbolista ha ido adaptando sus declaraciones a la versión que podría exculparlo de los hechos por los que se le acusa.
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El Programa de Ana Rosa ha tenido acceso, en exclusiva, a la grabación en vídeo en la que Dani Alves ofrece su última versión de los hechos sobre lo que pasó la noche del 30 de diciembre en la discoteca Sutton de Barcelona. En esta declaración el deportista reconoce, por primera vez, que mantiene relaciones sexuales completas con la chica que lo ha denunciado pero insiste, en todo momento, en que fueron consentidas.
Las palabras del futbolista
De esta forma el ahora privado de libertad declaró ante la jueza que lleva el caso que la noche de los hechos “el camarero enseguida invitó a tres chicas que estaban a la izquierda de nuestro reservado. Esas chicas vinieron a nuestro reservado pero no es que nosotros insistiéramos al camarero ni el camarero a ellas”. Se refiere a la víctima y a las dos personas que la acompañaban.
“Cuando llegaron había buen ambiente, todos estábamos pasándolo bien, nos estábamos divirtiendo y enseguida hubo una atracción sexual. Yo noté su buena disposición cuando me alejaba de ella y hablaba con sus amigas y luego se acercaba a mí nuevamente. Noté su buena disposición por nuestra manera de bailar y fue cuando yo le dije a ella de trasladar todo eso al baño”, continúa relatando.
En ese momento las cámaras de la discoteca Sutton grabaron como los dos se dirigieron hacia la puerta del baño. Él iba primero y ella, detrás. La joven contó a los agentes que no sabía que se trataba de un aseo ni de que en el interior de éste se iba a sentir forzada.
Alves contó a la magistrada: “Me acerqué a ella otra vez y le dije que yo iba primero y que la esperaría dentro del baño”. El jugador explicó que entró en el aseo y al cabo de dos o tres minutos, al ver que la chica no llegaba, decidió salir. “Cuando estaba saliendo prácticamente me la encontré en la puerta, y estando la puerta del baño abierta entró ella primero y después entré yo”.
Allí, presuntamente, tuvo lugar la agresión sexual de la que el jugador dice ser inocente. No obstante los informes médicos que se le realizaron a la joven detallaron cómo ésta tenía contusiones en las rodillas y signos en su cuerpo de que habían podido forzarla.
“Cuando entramos en el baño nos pusimos frente a frente uno del otro y ella me besó y empezó a quitarme los pantalones. Después de eso yo regresé a la sala. Le dije a ella que yo iba a salir primero y que ella se esperara por precaución de ella y mía no quería que nos vieran en ninguna actitud que no fuera respetuosa”, prosiguió Alves.
Algunos expertos señalan que la versión que ofrece el deportista está muy estudiada para que se adapte, lo máximo posible, al relato que le permita quedar en libertad.
Lo que dice la ley
A los supuestos flirteos previos son a los que se han agarrado el abogado de la defensa y el jugador de fútbol para justificar que la relación sexual fue consentida.
En cualquier caso, y así lo ampara la ley, una mujer puede estar dispuesta a mantener relaciones sexuales y luego retractarse, en cualquier momento de la relación sexual. Si no se respeta su voluntad en ese momento, la ley reconoce que la mujer está siendo agredida.
No hace falta, además, verbalizar la negativa para denunciar una violación ya que ha quedado demostrado que, en muchos casos, las víctimas se bloquean y no son capaces de articular palabra. Con la ley anterior era necesario demostrar esto, pero la nueva ley de libertad sexual, sustentada en el consentimiento, lo que quiere decir que existe consentimiento solo "cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias, expresen de manera clara la voluntad de la persona".
Estos pueden haberse manifestado en un momento inicial y luego dejar de hacerlo y no por ello la víctima va a dejar de estar amparada ante la ley como víctima de una agresión sexual. De esta forma se da por hecho bajo esta ley que el consentimiento no tiene por qué ser perpetuo.
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