“Quiero la pena de muerte, por favor”: la confesión del asesino de Las Gabias cuando lo descubrieron
El hombre planificó detalladamente el crimen de su hermana para que no pudiera recibir su parte de la herencia.
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El móvil del crimen de las Gabias (Granada) en el que un hombre acabó con la vida de su hermana a punto de dar a luz y su sobrino de tres años, fue una herencia que ambos se iban a repartir a partes iguales dos días después. El agresor no estaba de acuerdo con esta división y en un arrebato de celos decidió matar a su hermana y sus herederos (la hija de la que estaba embarazada y su hijo de tres años).
El día de los hechos Manuel, que es como se llama el agresor, vestía un chándal negro, una gorra y una mascarilla para que nadie lo identificara. En su mano lleva una lanza de fabricación casera que usó como arma para acabar con su familia.
Sin embargo la Guardia Civil no tardaría muchos días en averiguar quién era el asesino gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad que la víctima había instalado en su vivienda y con la que pudieron identificarlo gracias, sobre todo, al audio que captaron dichas cámaras.
La confesión del asesino
En su confesión, a la que ha tenico acceso el programa Vamos a Ver, el asesino dijo a los agentes que se había levantado enfadado “por la rabia acumulada todos estos años y los malos modos de su hermana”. Y continuó: “Tengo un demonio dentro pero mi hermana también tiene otro. Ella era la niña mimada, la reina, y se hacía lo que ella quería”.
Manuel había planeado minuciosamente el crimen. Sabía que su cuñado y marido de su hermana no estaría en la vivienda en ese momento, se había hecho una lanza y le había cogido a su madre las llaves de la casa de su hermana para entrar sin dificultad.
“Cuando abrí la puerta principal me encontré a mi hermana en el pasillo. Le di con la barra de hierro”, comentó a los investigadores en el interrogatorio. Luego comentó que Lucas, su sobrino de tres años, se encontraba presente y lo vio todo. “Le di a mi hermana muchas veces hasta que cayó al suelo”, explicó. Cuando se dirigió a su sobrino para acabar con él, confesó que en un primer momento no podía hacerlo pero que finalmente lo ejecutó a él también. “Que descanse el angélico”, llegó a decirle a los agentes. “El demonio se me metió dentro”, explicó.
Tras acabar con sus vidas el asesino tomó la decisión de poner los cuerpos sobre la misma cara. Él justificó que lo hizo para que estuvieran juntos pero los investigadores tienen la certeza de que lo hizo porque luego intentó quemarlos y estando uno al lado del otro le sería más fácil llevar a cabo esta acción.
Finalmente el fuego no se desató y el marido de la víctima fue quien avisó a la Policía al ver que alguien asaltaba su domicilio a través de las cámaras.
En sus últimas palabras Manuel mostró arrepentimiento y pidió que lo condenaran a morir: “Lo que he hecho no tiene nombre, pena de muerte. Lo que le he hecho a mi madre, a mi mujer y a mi hija. No lo he pensado, no era yo. Quiero la pena de muerte, por favor”, concluía. El agresor, actualmente privado de libertad, se enfrenta a la prisión permanente revisable.
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