Así es el detenido por atropellar a un Guardia Civil en Asturias: nueve delitos y ningún arrepentimiento
El primer delito lo cometió con 16 años y acumula multitud de antecedentes policiales.
Crónica del atropello mortal a un Guardia Civil que evitó que decenas de niños fueran arrollados
El detenido por arrollar y matar el pasado fin de semana a Dámaso Guillén, el Guardia Civil natural de Jaén que estaba regulando el tráfico por la celebración del trofeo Santiago Santana de Ciclismo Junior se llama Yago Troncoso Labrador. Tiene 28 años y después de ser detenido la jueza encargada del caso determinó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza.
Acumula multitud de antecedentes y delitos al que ahora se suma el homicidio imprudente y el robo de un vehículo. El pasado martes, 4 de abril salió para la cárcel de Asturias a primera hora de la tarde, después de que su abogada, Laura Moro Rangel, adujese ante la jueza interina de Pravia que sufre una enfermedad mental, aunque sin presentar informe alguno que lo corroborase.
Durante su turno de palabra, Troncoso no dijo nada y se acogió a su derecho a no declarar, pero según ha compartido Caso Abierto, portal de sucesos e investigación del grupo Prensa Ibérica, mostró una actitud chulesca, quejosa y altiva, en palabras del letrado de la acusación particular, Carlos Hernández Fierro.
Antes, en los calabozos del cuartel de la Guardia Civil en Oviedo, el sospechoso había exigido que le facilitasen ropa nueva, porque tenía frío, y también quería estar más presentable ante los medios de comunicación en el momento en el que todos le filmaran.
También despreció un zumo que le ofrecieron los agentes, porque no le gustaba. Cuando los miembros de la Policía Judicial lo interrogaron en las dependencias de la Guardia Civil, Troncoso tuvo una actitud sorprendentemente tranquila.
Se negó a declarar, pero en un momento dado, mientras le leían el atestado, corrigió a los agentes, asegurando que no había dado un cabezazo a uno de sus vecinos, sino que le había propinado un manotazo en el ojo.
También se jactó de que el airbag del coche que había robado había evitado que sufriese lesión alguna cuando impactó de manera brutal contra el agente Guillén. Tras llevárselo por delante, salió del coche con el hacha con la que había atacado a la persona con la que vivía y a Valentín, un vecino de más de 70 años que trató de defenderlo.
Después se lanzó al río, lo que, según la acusación, vuelve a mostrar que era perfectamente consciente cuando cometió los hechos. Para despejar las dudas al acusado se le va a realizar un informe psiquiátrico forense.
El investigado llegó al Juzgado de Pravia a las diez menos cinco de la mañana. No se presentó ante la jueza hasta las once menos cuarto. Menos de una hora después finalizó su comparecencia, sin que hubiese dicho nada.
Solo intervino para quejarse de que le molestaban las esposas. La jueza sustituta de Pravia lo mandó a prisión a la una de la tarde, después de que tanto la Fiscalía como la acusación particular pidiesen su encarcelamiento.
Delitos y antecedentes policiales
El acusado acumula, además, otros delitos producidos el mismo día que en total suman nueve: homicidio en grado de tentativa, dos de lesiones leves, conducción temeraria, abandono del lugar del accidente, conducción sin carné, hurto y resistencia a la autoridad.
Por este motivo la jueza ha decretado su inmediato ingreso en prisión, que también justifica con el riesgo de reiteración delictiva, su falta de arraigo y la posibilidad de destrucción de pruebas, dado que aún no se ha elaborado el atestado definitivo del accidente.
Además de esto, Troncoso suma más antecedentes policiales. El primero de ellos se remonta a 2011, cuando tenía 16 años. Entre ellos se encuentran hasta cuatro robos con fuerza, maltrato y quebrantamiento de orden de alejamiento. De hecho, se le recuerda en Candás por haber robado la furgoneta de un panadero y haberla estrellado. Después de este incidente, aseguran, se marchó de la capital de Carreño, donde había cometido otros delitos.
El abogado de la acusación particular resaltó que el investigado, aunque aduce enfermedad mental, en el atestado es descrito como “una persona consciente de los hechos y ofrece un relato conciso y coherente, a la vez que mostró una actitud chulesca y altiva, sin reconocer en ningún momento lo ocurrido”. Para Hernández Fierro, “no se arrepiente de nada, su mirada es la de una mala persona, le da igual todo”.
El abogado ha contado que habló por teléfono con el guardia fallecido dos horas antes de los hechos. A Dámaso Guillén no le gustaban las pruebas ciclistas ni los servicios con la motocicleta, pero acudió porque era su trabajo.
La abogada defensora de Troncoso, Laura Moro, recurrirá en breve el ingreso en prisión de su defendido, por considerar que no hay riesgo alguno de que se dé a la fuga y de que se trata de una persona con una enfermedad mental, cuya estancia en prisión solo puede perjudicar su estado.
La Guardia Civil está realizando una investigación especialmente rigurosa de este asunto, para asegurar la condena del causante de la muerte de Dámaso Guillén. En las próximas semanas se presentará el atestado definitivo del atropello que tuvo como resultado la muerte del agente.
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