¿Quién era Diego Bello y por qué lo asesinaron?
El juez decidirá el lunes si deja en libertad a los tres policías acusados del asesinato del empresario.
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Diego Bello nació en A Coruña en 1987 y desde joven se aficionó por el surf. En 2017, cuando tenía 30 años, viajó a Siargao, en Filipinas, en busca de naturaleza y olas. Quería construir una vida en torno a este deporte por lo que decidió instalarse allí y emprender.
Tres años después Diego moriría asesinado por la policía en un tiroteo después de que lo confundieran con un narcotraficante. Diego no tenía ninguna relación con la droga y así lo constató la justicia filipina. Ahora la familia del joven coruñés se encuentra a la espera de que se celebre el juicio por su caso y se haga justicia por lo que sucedió.
Como ya explicó el tío de la víctima a El Comercio, al chico lo mataron “a sangre fría fueron a su casa y le pegaron ocho tiros delante de su hogar. Lo asesinaron y colocaron pruebas falsas para implicarlo en una red de narcotráfico. No lo decimos nosotros, sino los jueces filipinos. Ahora falta que haya un juicio y todo esto se pueda demostrar. Queremos limpiar su nombre”.
Los tres agentes implicados fueron el capitán Vicente Panuelos y los sargentos Ronel Azarón y Nido Boy Esmeralda. En marzo de 2022, tras una investigación sorprendentemente lenta, se emitió una orden de búsqueda y captura contra los acusados. Los tres fueron detenidos e investigados por asesinato, perjurio y falsificación de pruebas.
El asesinato
Era 8 de enero. Diego acababa de llegar a su casa después de haber estado trabajando en el local de hostelería que regentaba. Eran aproximadamente las 01:30 horas cuando al chico lo asaltaron en la entrada de su domicilio, acribillándolo a tiros. Tanto los vecinos como su pareja, que estaba dentro de su casa, escucharon los disparos.
Según los agentes que acabaron con su vida, el ataque era fruto de una operación antidroga en la que el empresario gallego estaría implicado.
En su primera versión de los hechos contaron que uno de los agentes se había citado con Diego para comprarle droga y la idea era que otro lo detuviera en ese momento. Pero según argumentaron la operación se dificultó y se vieron “forzados a defenderse” porque Diego disparó primero y quiso escapar.
Sin embargo, gracias a la insistencia de los padres de la víctima para que se siguiera indagando en lo sucedido, la nueva investigación demuestra que ese tiroteo nunca se produjo y que fue “un escenario inventado”.
Bello no sacó ningún arma ni efectuó dos disparos mientras huía. En la escena del crimen se encontraron casquillos de dos calibres diferentes: los de las pistolas que portaban los policías y los del arma que supuestamente utilizó la víctima. Pero, según el informe, de su colocación se deduce que los tiradores estaban tan cerca unos de otros que los investigadores consideran inverosímil que Bello fuese el único herido si él también hubiese apretado el gatillo. Los policías habían colocado los casquillos en el suelo para inventárselo todo.
Para la Fiscalía filipina es “evidente” que la acusación de que Bello portaba un arma es “parte del gran plan para justificar un homicidio ilegal”.
Tampoco fue hallado el nombre del joven en los listados oficiales de narcotraficantes desde 2016. Pese a que el jefe policial ahora imputado aseguró que Bello era un capo regional de la droga, no aparece ninguna referencia a él en los archivos de la Agencia de Control de Drogas de Filipinas.
Los policías acusados contaron que Diego había sacado el arma de una riñonera, pero nadie vio al joven con dicha riñonera. Las cámaras de seguridad que lo grabaron al salir de su restaurante tampoco registraron que llevara la riñonera.
Además, la autopsia que se le realizó en Madrid concluyó que Bello no había tomado ninguna droga en los últimos seis meses antes de su muerte. El análisis que hicieron de su cuerpo en el país filipino reveló que Bello recibió seis disparos, el último en la oreja derecha. El informe concluye que los tres agentes filipinos compartían “un propósito conjunto, una unidad de acción y una comunidad de intereses: matar a Diego”.
Podrán quedar en libertad
Desde que fueron detenidos los tres acusados se encuentran en prisión de forma provisional. Ahora el Juzgado de Dapa, en Filipinas, determinará el próximo lunes, 7 de agosto, si los tres policías quedan en libertad bajo fianza, como ha pedido la defensa. La familia de Bello afirma que, si el juez se lo permite, el proceso judicial podría “dilatarse en el tiempo” y ve posible que “jamás llegue a celebrarse”.
La familia de Bello se ha presentado como acusación particular, y sostiene que la petición de la defensa no puede aceptarse, ya que según la legislación filipina “cualquier acusado de un delito de asesinato debe permanecer en prisión hasta que se dicte la sentencia correspondiente”. Todavía no se conoce la fecha del juicio ni el lugar en el que se celebrará.
Diego Bello es una de las 12.000 personas que, según Human Rights Watch, han muerto en Filipinas a manos de policías en supuestas operaciones antidroga desde que el presidente del país, Rodrigo Duterte, decretó en 2016 una violenta guerra contra el narcotráfico. Su caso es también uno de los 52 en los que ya se han detectado indicios de ejecuciones extrajudiciales, tras años de protestas de las organizaciones de derechos humanos.
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