Una adolescente confiesa que su tío lleva años violándola y que creía que era normal
Un hombre ha sido condenado a nueve años de cárcel por haber agredido sexualmente durante años a su sobrina, menor de edad, desde que ésta tenía unos seis años.
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La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a un hombre de ahora 25 años de edad a nueve años de prisión por haber agredido durante años a su sobrina, menor de edad.
La información ha sido publicada por la Opinión de Murcia, del grupo Prensa Ibérica, y según este diario que ha tenido acceso a la sentencia, el autor de los hechos tendrá que indemnizar, además, a la víctima con 20.000 euros por los daños morales causados así como respetar una orden de alejamiento durante diez años cuando salga de la cárcel.
Los hechos
Los hechos tenían lugar en la casa en la que vivía la niña junto a sus padres y su hermano mayor. El tío de la pequeña y agresor iba habitualmente a visitarlos y jugaba con ella, con la que solo se llevaba seis años de diferencia.
Según se lee en el relato de hechos probados de la sentencia, los ataques que se consideran probados comenzaron cuando él cumplió 18 años y la menor tenía 12, aunque habrían empezado antes según manifestó la víctima.
Modus operandi
Para abusar de ella el chico la distraía dejándole su teléfono móvil o una Tablet y mientras que la chica jugaba, él le realizaba tocamientos hasta que llegó a violarla.
Las agresiones sexuales solían ocurrir en el sofá del salón de la vivienda, en la habitación de la niña e, incluso, en el dormitorio de la madre de ésta. Mientras esto sucedía no se decían nada: solo en una ocasión él le pidió que guardara el secreto y no se lo contara a nadie.
Las violaciones se prolongaron desde los 12 hasta que la menor cumplió 16, momento en el que se atrevió a contar lo que estaba pasando. La chica explicó que no lo había comentado antes porque cuando comenzaron las agresiones ella tendría cinco o seis años y creía que era algo normal que su tío la tocara.
También explicó que, antes de los 9 años no sabía si llegó a penetrarla, porque era muy pequeña y los recuerdos los tenía borrosos. A partir de esa edad sí relató que su tío la violaba, aunque ella no se daba cuenta de qué era eso, pues pensaba que era algo normal, y por eso tampoco lo contó. Sí admitió que había intentado quitárselo de encima muchas veces, pero no lo conseguía, porque el sujeto tenía más fuerza que ella.
Durante su relato de los hechos en el plenario la víctima insistió en que había crecido normalizando dicha situación pero a medida que fue creciendo se dio cuenta de que algo no iba bien. En este caso su madre le daba charlas sobre educación sexual y gracias a eso pudo denunciar lo que le estaba pasando.
La confesión y las consecuencias
La confesión llegó una tarde en la que se encontraba de mal humor porque su tío la había agredido sexualmente y a la pregunta de su madre y su tía de por qué estaba tan rara, la chica se derrumbó y confesó todo. Era mayo de 2020 y fue en ese momento cuando las tres acudieron a poner una denuncia.
Durante la adolescencia tuvo ideas de suicidio: no quería vivir, ni siquiera tenía ganas de levantarse de la cama. Por su parte, el individuo admitió en su declaración que la menor y él habían compartido «besos y coqueteos» cuando estaban solos, pero asegura que fue todo «consentido». También dijo que nunca llegó a penetrarla y que jamás ejerció la violencia. Prueba de ello es, a su juicio, que la víctima no presentó nunca heridas.
El tribunal tiene claro que «el tipo de fuerza y violencia a la que recurrió el adulto no era de especial intensidad, máxime teniendo en cuenta la diferencia de envergadura existente entre ambos, bastando con que él la sujetara con cierta fuerza para vencer su resistencia, por lo que es lógico que no quedasen huellas o vestigios físicos»
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