¿Existe una Ley Gitana? Las consecuencias que podría tener el atropello en la boda de Torrejón
El fin de semana del 5 de noviembre un coche embistió a varios invitados que salían del restaurante en el que se estaba celebrando una boda y acabó con la vida de cuatro personas.
Investigan la muerte de un hombre tras ser reducido por la Guardia Civil
El calvario de una niña: siete años de su vida encerrada en casa de sus abuelos en Alemania
El autor de los hechos era un conocido de la familia que no había sido invitado al evento pero al que dejaron pasar al convite después de personarse en el lugar. Unas horas más tarde y tras una supuesta reyerta entre éste y otros familiares de la novia, el acusado arrancó su coche, en el que iban otras cuatro personas, y arrolló con fuerza a un grupo de invitados que se encontraban en la calle, matando a cuatro de ellos y dejando a otros diez heridos de distinta gravedad. Quienes lo acompañaban eran sus dos hijos, ambos menores de edad y que ya han sido puestos en libertad, y otras dos personas con las que presuntamente tiene una relación de consanguineidad que están desaparecidas y a las que continúan buscando.
El suceso, que está siendo investigado por las autoridades competentes, no tendría mayor trascendencia si no fuera porque quienes lo protagonizan son personas de etnia gitana, un pueblo que sigue siendo reprimido y objeto de racismo cuando se dan este tipo de informaciones. Fruto de ello surge la duda de si existe una Ley Gitana y de cuáles pueden ser las consecuencias, además de las penales, del atropello mortal perpetuado en Torrejón de Ardoz, en Madrid, por un hombre gitano. Para acercarnos a esta información se ha creído oportuno contactar con fuentes gitanas o consultar artículos donde quedaran recogidos los testimonios de personas gitanas con el fin de no hablar de este pueblo desde una posición privilegiada.
¿Existe una Ley Gitana?
En un artículo escrito por Silvia Martínez Cantón, de la Universidad de León, se defiende la “existencia pasada de un sistema de justicia penal” con el que se trataba de evitar que un gitano o gitana fuera prejuzgado por el mero hecho de serlo. Esto lo explica el abogado gitano Santiago Cortés, que también niega, según recoge dicho artículo, la existencia actual de una ley gitana como tal, asegurando que su pueblo se rige “única y exclusivamente por la normativa aprobada por las instituciones competentes españolas”. No obstante, sí existe una regulación gitana no escrita, transmitida de forma oral, que cuenta con el respaldo y la aceptación de prácticamente todo el pueblo gitano. Estas normas y costumbres, que varían según la familia y la zona y que estriban en la tradición ancestral, tienen una serie de características comunes. Entre ellas encontramos los castigos por abandonar a la familia en una situación difícil, el destierro o expulsión del clan familiar al que pertenecen si faltan el respeto a algún gitano o gitana, o incluso la agresión física. En ocasiones la comunidad gitana actúa en unidad para sancionar el incumplimiento.
Pastora Filigrana, autora del libro El pueblo gitano contra el sistema mundo, y de otros muchos artículos sobre la comunidad gitana y el antigitanismo, advierte que una de las costumbres más perseguidas de este pueblo ha sido su autonomía en la resolución de conflictos. “En el discurso antigitano, esta autonomía se ha asociado a la peligrosidad social, a la venganza y a la violencia”, sostiene. Y además asegura que hasta la actualidad ha perdurado un sistema propio de resolución de conflictos “que ha permitido prescindir holgadamente del auxilio judicial estatal”.
El origen de las normas gitanas
Existen textos históricos donde se recoge que el pueblo gitano ya tenía unos códigos antes, incluso, de llegar a la península por lo que no es de extrañar que al asentarse en un lugar en el que no conocían las costumbres ni la lengua no acudieran a autoridades externas cuando tenían algún problema.
Sin embargo, las formas de autogestión de los conflictos del pueblo gitano no siempre están basadas en la venganza. Como subraya Filigrana, “al contrario de como impone el imaginario colectivo, los mecanismos para evitar la disputa y la mediación para contener sus consecuencias cuando ya se ha producido, son la base principal de su sistema de resolución de conflictos” y defiende, además, que la mediación gitana se ha convertido en el mecanismo principal para minimizar las posibles consecuencias desencadenadas de un conflicto como el acontecido en Torrejón de Ardoz el pasado fin de semana.
Otros casos mediáticos
En el año 2009, en el barrio sevillano de Las Tres Mil Viviendas, tuvo lugar un tiroteo entre familias gitanas a raíz de la muerte de un joven de 17 años. Unos años antes, en 1998, un camionero fue acuchillado después de atropellar, por error, a un niño gitano cuando le daba marcha atrás a su camión. A pesar de lo mediático de estos casos y del tratamiento que en ocasiones se le da, son muchos los colectivos de personas gitanas los que insisten en que se trata de hechos aislados, que forman parte de la ejecución de normas pasadas pero que no tienen vigencia en la actualidad, mas que las de tratarlas como costumbres, pero que en ningún caso sustituyen a la Constitución o al Código Penal español.
En la actualidad, el autor del atropello mortal de Torrejón de Ardoz se ha declarado como único culpable del suceso y ha ingresado en prisión provisional hasta que pueda celebrarse el juicio por lo ocurrido.
.
También te puede interesar