La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La bulla de la Avenida en la Navidad de Sevilla
Se trataba de Alex, un hombre alemán de 50 años que vivía en España desde hace algún tiempo. Residía en el séptimo piso de un bloque ubicado justo enfrente del contenedor donde depositaron parte de su cuerpo. Era, según cuentan los vecinos, una persona callada e introvertida. Vivía de alquiler y había tenido algunos problemas con el propietario de la vivienda en la que residía porque tenía la costumbre de realquilar sus habitaciones, cosa que tenía prohibida por contrato. Convivía, desde hacía relativamente poco, con un compañero ucraniano de 31 años desde hacía 15 días y con otro hombre de 51 años de origen irlandés y al que han detenido como presunto autor del crimen. Al parecer la relación que había entre todos ellos no era mala, o al menos eso pensaban los vecinos ya que no habían escuchado ninguna discusión en el tiempo en que compartieron piso.
Fue la grabación de una cámara de seguridad perteneciente a una gasolinera la que permitió que los Mossos pudieran ver cómo un hombre, el compañero irlandés, salía del edificio en el que vivía con una maleta a cuestas y cómo este la introducía dentro del contenedor donde, unas horas más tarde, un chatarrero la encontró. La maleta portaba parte del cuerpo de Alex. Esto llevó a los Mossos hasta su casa y después de 14 horas en las que la Policía cientificá inspeccionó todo el inmueble, en el que sobre todo encontraron restos de sangre, detuvieron a los dos compañeros de piso de Alex.
Hasta el momento en que se produjo la detención los investigadores tenían varias pistas: que el torso que encontraron pertenecía a alguien que no llevaba fallecido más de dos días y que los cortes que le habían realizado a la víctima no provenían de un profesional. De hecho, la distancia que separa el bloque de la víctima del contenedor no supero los ocho metros, lo que demuestra que el crimen no se había cometido de forma estudiada, aunque puede que sí premeditada.
Además de esto, cuando el grupo de amigos de Alex vio en las noticias que habían encontrado un cuerpo en un contenedor justo enfrente de su casa, lo llamaron incesantemente para comentar lo sucedido, pero al no responder, decidieron ir hasta su casa. Allí, la portera del edificio les aconsejó que denunciaran la desaparición a los Mossos, pero no les dio tiempo porque los agentes ya sabían que la víctima era, precisamente, Alex.
El presunto agresor, que se encuentra en prisión provisional sin fianza, no ha querido decir nada sobre lo ocurrido. El otro compañero de 31 años y de origen ucraniano que también fue detenido ha sido puesto en libertad porque no se han hallado indicios de que participara en los hechos. Sin embargo se le han impuesto como medias cautelares la retirada de su pasaporte, la prohibición de salir del territorio nacional y la obligación de comparecer puntualmente en los juzgados.
A pesar de que actualmente la casa se encuentre precintada por la Policía, que continúa con la investigación, los vecinos del inmueble se encuentran asustados ante la posibilidad de que el inquilino puesto en libertad vuelva a la vivienda. Por el momento, aunque algunos indicios apuntan a que pudo haber un ajuste de cuentas entre los dos compañeros de piso, aun no se ha demostrado nada y se barajan todas las hipótesis.
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