Este es Frank Atwood, el último ejecutado en Arizona 35 años después de su juicio

Allá por septiembre del año 1984 en Tucson, Arizona, se reportó a la policía la desaparición de una joven de por aquel entonces 8 años, llamada Vicki Lynne Hoskinson. La niña, que había salido a pasear en bicicleta para llevar una tarjeta de cumpleaños, no volvió a su casa, lo cual evidentemente despertó la inquietud en sus familiares, que decidieron finalmente acudir a las autoridades.

Además de esta ausencia, el principal desencadenante de este aviso a la policía según comentó la madre de la joven, Debbie Carlson, fue que tras pasar aproximadamente media hora sin noticias de Vicki envió a su hermana mayor, Stephanie, para buscarla. Al volver de su búsqueda, Stephanie informó a su madre de que había encontrado la bicicleta de su hermana al lado de la carretera con signos de haber sufrido algún tipo de choque, pero no había rastro de Vicki.

Después de esta visita se inició una investigación por parte de los cuerpos de seguridad de Tucson, quienes no pudieron establecer avance alguno hasta nada menos que siete meses más tarde. Ya en abril del 1985, un excursionista acudió para informar a la policía de su descubrimiento en pleno paseo por el desierto cercano: un cráneo humano de tamaño reducido con características similares a las de una menor de edad.

Tras las pruebas dentales pertinentes en este tipo de casos, se certificó que dicho cráneo pertenecía a Vicki Lynne Hoskinson. No obstante, a causa del deterioro que habían sufrido los restos, no se pudo determinar con precisión la causa de su defunción, aunque se llegó a la conclusión de que el cuerpo llegó al desierto en las 48 horas posteriores a la desaparición.

¿Cómo se llegó a Frank Atwood?

En la investigación realizada por la policía a raíz de este caso, cuyo proceso estuvo presente en los medios de comunicación estadounidenses en la época, se recibieron varias llamadas de ciudadanos con información relevante para el mismo.

La más destacada de estas fue la de Sam Hall, quien fuera profesor en una escuela primaria en las inmediaciones del domicilio de la familia de Vicki. En dicha llamada, Hall informó de un hombre sospechoso que aparcaba su vehículo cerca de la escuela.

Este individuo emitió gestos obscenos a una menor de la escuela, por lo que el profesor anotó su matrícula por si fuera necesario informar a las autoridades. Como este desafortunado evento se produjo en la misma fecha de la desaparición de la joven de 8 años, Hall consideró que podría haber una relación entre los dos sucesos.

Así pues, esta matrícula llevó a la policía a Frank Atwood, propietario del vehículo en cuestión. Al analizar su perfil se encontraron sus antecedentes, incluyendo un cargo por secuestro de dos menores de edad en el estado de California, por el cual se Atwood se encontraba en libertad condicional cuyos términos había violado al trasladarse a Arizona. Diez días después de la desaparición de la joven, fue arrestado a pesar de haberse declarado inocente.

El mencionado arresto se produjo tras haberse investigado el vehículo de Atwood, donde se encontraron restos de pintura de color coincidente con el de la bicicleta de Vicki (la cual, como hemos mencionado, también mostraba signos de haber sufrido algún tipo de colisión). A su vez, varios testigos oculares afirmaron haber visto a Frank Atwood con manchas de sangre en sus manos y su ropa en el mismo día de la desaparición.

¿Cuál fue la resolución judicial?

Tras la investigación y el proceso judicial pertinentes, se declaró culpable a Frank Atwood del asesinato en primer grado de la joven Vicki Lynne Hoskinson. En mayo de 1987, y de acuerdo con las leyes del estado de Arizona, se le condenó a muerte. Sin embargo, no se aplicó dicha pena hasta el pasado 8 de junio de este mismo año.

Una vez más, este caso ha inundado los medios de comunicación de todo el territorio estadounidense. No obstante, han surgido opiniones diversas al respecto, algunas críticas con las condiciones en las que se ha llevado acabo la ejecución. De acuerdo con el equipo de abogados del propio Atwood, uno de los dos métodos que se dieron a elegir al convicto fue por gas cianuro, el mismo utilizado en la Alemania nazi para ejecutar a prisioneros de campos de concentración.

Es por ello que la resolución de la justicia a este caso ha vuelto a abrir debate sobre la pena de muerte y las condiciones en las que esta se ejecuta.