Hinchable Mislata: un testigo asegura que las atracciones las montaba «un grupo de magrebíes que llevaba el feriante»
Los testigos del siniestro ocurrido el pasado 4 de enero en el castillo hinchable de la Feria de Navidad de Mislata (Valencia), en el que murieron dos niñas de 4 y 8 años, Vera y Cayetana, han coincidido nuevamente ante la jueza, ya lo hicieron cuando fueron interrogados por la Policía Nacional, en que la atracción estaba controlada por un chico muy joven del que se sospecha que ni siquiera tenía contrato laboral, ha adelantado LEVANTE-EMV.
Posiblemente, este sea el motivo por el que tanto el dueño de la atracción como su suegro siguen negando la existencia del mismo, defendiendo que eran ellos mismos quienes atendían las 23 instalaciones que estaban instaladas en dicha feria.
Sin embargo, hay un testigo concreto que desmonta toda esta teoría. Este hombre, vecino de la finca de viviendas de Mislata más próxima al punto donde estaba instalada la feria, relata que vio desde su ventana el momento exacto del siniestro. Así, niega que solo hubiera un "empleado". Más bien «serían unas 10, 12 o 14 personas» que, por su aspecto, podrían ser magrebíes. Además, detalla que dormían todos hacinados en una misma caravana.
Magrebíes
El mencionado testigo se refiere a ellos como «un grupo de magrebíes que llevaba el feriante, uno con bigote y un grupo [de chicos] más joven». Al parecer, fueron estos quienes montaron el hinchable y el resto de instalaciones feriales. Incluso recalca que «para montar los autos de choque tardaron dos o tres días; había muchos trabajando, pero sin ropa laboral adecuada». Asimismo, añade que «ponían música alta mientras trabajaban».
Respecto al accidente del castillo hinchable, el cual salió volando por los aires con once niños en su interior, a las 20.10 horas del 4 de enero, recuerda que «cuando acababa la atracción quitaban los motores y los volvían a enchufar cuando abrían otra vez». No obstante, es el único que asegura que la atracción sí tenía ataduras en el lateral derecho, que fue el que se izó haciendo volar toda la instalación, pero que «todo era material gastado», que había «pocas y usadas; en malas condiciones» y «muy finas, de menos de 2,5 centímetros».
En cualquier caso, esa fatídica tarde del 4 de enero en que se produjo el siniestro no puede asegurar que las cuerdas estuviesen fijadas –hay 15 testigos del momento del accidente que afirman que no lo estaban–. Aquel día había paseado con su perro por la zona, como hacía varias veces cada jornada, de ahí que conozca tantos detalles, pero eran las 18.30 horas y como «notaba que había rachas de viento», ya no volvió a bajar.
Sí insistió ante la jueza en que a dicho hinchable «se le veía ajado». A la par que se percibía que «era un material no bien cuidado o mantenido». La privilegiada situación de su vivienda, estaba "frente al castillo", y un fuerte golpe de su persiana provocado por la primera ráfaga de viento, fue lo que le llevó a asomarse a su terraza justo en el momento en que se producía el siniestro. «Vi una ráfaga de polvo o viento que llegaba desde el Hospital Militar, retorciendo el otro hinchable, el de la Patrulla Canina, que no se levantó, y que luego llegó hasta el castillo, levantándolo por su parte derecha».
No hay comentarios