La bonita sorpresa de un piloto a su madre en el día de su jubilación como controladora aérea: "Gracias a tí estoy aquí"
Maite se jubila tras 40 años trabajando como controladora aérea, y en su último servicio, recibió un homenaje muy especial de su hijo
El aeropuerto de Gran Canaria vivió un momento inolvidable en la despedida de Maite, una controladora aérea que acaba de jubilarse después de 40 años de impecable trayectoria. Lo que parecía ser un acto sencillo entre compañeros en su último turno se convirtió en una emotiva sorpresa, cuando la voz de su hijo, un piloto, apareció inesperadamente por la radio para dedicarle unas conmovedoras palabras.
Maite, quien además celebraba su cumpleaños, había dedicado cuatro décadas a guiar aviones desde la torre de control en Canarias y Madrid, asegurando la seguridad y eficiencia de los vuelos que atravesaban los cielos. Pero en su última jornada, fue ella quien recibió un homenaje inesperado.
El emotivo discurso del hijo piloto
"Pues nada, quiero decir unas palabritas. Primero que nada, muchísimas felicidades. Hoy es un día muy especial, no solo porque es tu jubilación sino también tu cumpleaños, así que a disfrutarlo. También quiero darte las gracias en nombre de todos los controladores, por tu pasión y dedicación durante los 40 años que has dedicado al control aéreo, empezando en el centro de control de Canarias y posteriormente en el de Madrid".
"En nombre de todos los pilotos y tripulaciones, gracias por ser nuestros ojos cuando estamos aquí arriba. Sin vuestro trabajo, el nuestro no sería posible. Gracias a vosotros nuestros vuelos son más seguros y nos hacéis disfrutar de una profesión tan bonita", continuó el piloto.
Pero el mensaje fue mucho más que un homenaje profesional. En su discurso, el piloto no dejó pasar la oportunidad de agradecer a su madre todo lo que había hecho por él a lo largo de su vida. “Gracias por tu paciencia infinita, por tu amor incondicional y por todo el cariño que siempre me has mostrado, incluso en los momentos en que igual no me lo merecía. Todo eso me ha llevado hasta donde estoy hoy”.
La despedida concluyó con unas palabras cargadas de amor: “Te deseo lo mejor en esta nueva etapa. Disfruta, porque después de tantos años de esfuerzo, lo mereces. Por supuesto, tu familia estará siempre a tu lado para celebrarlo contigo. Muchas gracias por todo, mamá. Te quiero”.
Entre lágrimas y aplausos de los compañeros allí presentes, Maite respondió emocionada: "La mejor felicitación. Muchísimas gracias, hijo. Y ya aprovecho. He estado 40 años trabajando y disfrutando, y deseo lo mejor para todos los que están arriba y para mis compañeros que están abajo. Un millón de gracias y un millón de besos".
Este emotivo intercambio dejó a todos los presentes conmovidos y recordó el profundo impacto del trabajo de los controladores aéreos, invisibles pero esenciales. Para Maite, fue el cierre perfecto de una carrera llena de vocación, con el mayor regalo que podía recibir: el reconocimiento y el amor de su hijo.
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