La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Picaduras
Las avispas son una compañera incansable en nuestras vacaciones del verano. Aunque son beneficiosas, tienen mala fama y hay personas que reaccionan de la peor manera posible cuando las ven. Desde la OCU han ofrecido un decálogo para saber cómo evitar problemas con ellas y cómo y cuándo puedes cazarlas.
Pero no somos los únicos: los insectos también reciben el buen tiempo aumentando su actividad y, tarde o temprano, su camino se cruzará con el nuestro.
Una de las picaduras más típicas de parques y piscinas es la de avispa. Para que sepas con quien te enfrentas, te lo contamos todo sobre este insecto.
En el mundo hay muchas especies de avispas. La mayoría son solitarias pero otras muchas se agrupan en colonias reducidas, como la avispa papelera y sus pequeños nidos en forma de campana y con su característico aspecto de papel.
Aunque haya gente que piense lo contrario, las avispas son beneficiosas: se ocupan de cazar pulgones y otros insectos con los que alimentar a sus larvas. No hay que exterminarlas, sino simplemente controlar las colonias que crecen demasiado.
Son muy pocas las especies de avispas capaces de formar grandes colonias. Las que lo consiguen lo hacen en huecos de construcciones como techos falsos, cajas de persianas, cámaras de ventilación... y eligen lugares a cubierto con algún orificio de salida.
Al finalizar el verano, este tipo de colonias puede sumar miles de avispas. Es cuando son más peligrosas, pero también es el peor momento para combatirlas. A no ser que sea absolutamente imprescindible, es mejor no intervenir cuando la colonia cuenta ya con demasiadas avispas. En todo caso, hay que contactar con una empresa especializada.
La mejor estrategia es conservar la calma. La llegada del invierno acabará con la mayoría de las avispas y solo algunos ejemplares y la reina serán capaces de hibernar. Con la primavera, las reinas se encargarán de fundar una nueva colonia.
La reina puede formar la nueva colonia en el mismo lugar en que estaba la anterior, pero también puede elegir otra ubicación. Si el nido del año anterior era muy grande, es probable que hayan sobrevivido varias reinas y tengan que buscar nuevos lugares para instalarse. En este momento es cuando son más vulnerables: las avispas obreras aún no han nacido, por lo que las reinas tienen que buscar alimentos por su cuenta. Es fácil reconocerlas: son avispas solitarias de un tamaño bastante superior al habitual.
Si terminamos el último otoño sufriendo las molestias de una colonia muy numerosa, lo que tenemos que hacer es colocar trampas para capturar a las reinas. Los venden en supermercados y tiendas de jardinería o bricolaje. Las trampas son una campana de plástico con una entrada inferior en forma de embudo: una vez que la avispa entra le resulta difícil encontrar la salida y acaba cayendo en un fondo con agua donde muere ahogada.
También compraremos cebos específicos para avispas, preferibles a los cebos con azúcar, que atraen a las avispas pero también a las abejas y otros insectos. Si queremos fabricar nuestros propios cebos, elegiremos pequeños trozos de carne o pescado crudo (o incluso un poco de comida para gatos). Es importante no colocarlos cerca de donde vaya a haber personas y conviene que estén colgados para facilitar la entrada de insectos.
El precio en el mercado de una trampa para avispas ronda los 10 euros, aunque podemos fabricar una versión artesanal con una botella de plástico. En cuanto al cebo, tendremos que calcular un coste de 1 euro por cada 100 gramos.
Hay personas que tienen reacciones cercanas al pánico cuando son sobrevoladas por una avispa. Lo que hay que hacer es actuar con clama: el insecto solo va a picarte si se siente amenazado.
Para ahuyentarlas hay que realizar movimientos insistentes pero tranquilos. Una reacción violenta solo conseguirá irritar a la avispa, que puede acabar picándonos. Cuidado los alérgicos a la picadura de la avispa.
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