Salud sin fronteras
La IA y la humanización
La ginecóloga de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) Sharon Hillier es una de las voces más importantes en el desarrollo de microbicidas, sustancias que se aplican en la vagina o se introducen en la misma para intentar evitar la infección por el VIH, una de las vías que más se estudian para la prevención y sobre la que hay decenas de estudios en marcha. Dada su relevancia en el campo, Hillier suele viajar por el mundo a congresos o a países donde se llevan a cabo estos ensayos y por ello participa en el primer congreso sobre investigación en prevención del VIH (HIVR4P), que acaba de concluir en Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
Cuenta Hillier que, en sus viajes, hay una escena que se repite de forma recurrente. Su compañero/a de asiento le pregunta a qué se dedica y, tras su explicación, suele venir el siguiente comentario. "Y ¿no sería mejor que en vez de invertir en eso enseñarais a los habitantes de esos países a utilizar el preservativo?", le inquieren. Ella siempre responde de la misma forma: "Y usted ¿cuánto tiempo hace que no utiliza un condón?". La respuesta, comenta riendo la investigadora, siempre va en la misma linea. Habitualmente, y después del consabido sonrojo, las personas reconocen que no lo utilizan siempre que mantienen relaciones sexuales, pero que ellas "no lo necesitan" porque están "en relaciones estables" donde el virus no tendría cabida.
Esta anécdota la utiliza Hillier para subrayar un dato contundente: el 92% de las parejas no utiliza preservativo todas las veces que mantienen relaciones sexuales. Así, fracasan en la prevención de la infección por VIH. Y esto hace más necesario que nunca avanzar en estrategias para cambiar la situación, aunque se siga incidiendo en la necesidad de utilizar el preservativo.
Una vez demostrada la eficacia del condón, existen varias áreas en las que se trabaja. La circuncisión ha demostrado ser una herramienta muy buena para el control de la infección, ya que los hombres circuncidados transmiten menos el virus, como se ha evidenciado en varios estudios. Los microbicidas son el otro gran campo de acción. La eficacia del producto mas avanzado, un gel elaborado con un antirretroviral, fue limitada pero estadísticamente significativa, como quedó de manifiesto en el estudio CAPRISA. Desde la publicación del mismo, varios más -con productos similares- se están llevando a cabo en distintos países. Se pretende así evitar un problema importante para muchas mujeres en países del África subsahariana, cuyas parejas no quieren ni oír hablar de utilizar un preservativo, bien porque no les gusta o bien porque consideran que es un síntoma de desconfianza. El uso de estos productos, una vez que terminen de demostrar su eficacia, pondría el centro de la decisión en la mujer y no en el hombre.
Pero si hay una estrategia que realmente está funcionando en la prevención es la llamada terapia pre exposición (PrEP). Consiste en administrar antirretrovirales a personas sanas para evitar la transmisión del virus si entran en contacto con el mismo. Los estudios en parejas serodiscordantes (en las que uno de los miembros está infectados y el otro no) han demostrado una reducción de hasta el 92% si el tratamiento se toma a diario, sin apenas presencia de efectos secundarios. Esta misma semana, un estudio europeo con hombres que tienen sexo con hombres en el que se intentaba probar la eficacia de este método ha tenido que ser interrumpido por su éxito: era tanta la protección observada, que se ha ofrecido a los participantes que tomaban placebo optar por este tipo de antirretrovirales preventivos.
En el congreso de Ciudad del Cabo se han presentado, además, estudios preliminares con antirretrovirales inyectables que solo harían necesaria su aplicación en prevención una vez cada tres meses.
Aunque la PrEP y los microbicidas suponen una gran esperanza para el control de la enfermedad, los expertos tienen claro que hay dos campos en los que hay que seguir trabajando. Por una parte, la extensión del tratamiento antirretroviral en personas seropositivas, la medida más eficaz para prevenir la expansión del virus junto con el preservativo. Por otra parte, se sigue necesitando desarrollar una vacuna contra el VIH, tanto preventiva como terapéutica (que evitaría que los seropositivos tuvieran que tratarse con fármacos durante el resto de su vida).
En este sentido, el congreso surafricano ha acogido la presentación de varios estudios preliminares sobre vacunas que han demostrado eficacia en animales. Aunque, como reconoce Bonaventura Clotet, uno de los directores del IrsiCaixa, instituto catalán líder en investigación en VIH, aún faltan años para que se disponga de una vacuna preventiva, la terapéutica puede estar mucho más cerca y dar claves sobre cómo desarrollar la primera. En el campo de la prevención, se ha puesto de manifiesto en este congreso, queda aún mucho que decir.
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