¿Qué alimentos debes lavar y cuáles no antes de consumirlos?
Determinados alimentos contienen microbios que pueden provocar daños en nuestro organismo, pero otros no necesitan de esta limpieza para su consumo
¿Qué es entrar en estado de cetosis?
Mitos y verdades de la dieta citogénica
Una práctica muy habitual como medida de higiene a la hora de consumir muchos tipos de alimentos es lavarlos, especialmente las verduras, para así eliminar restos de fertilizantes, tierra u otro tipo de residuos. Antes de consumirlos y servirlos debemos prestar especial atención a esta acción, encargándonos de lavarla adecuadamente.
A veces, determinados alimentos contienen microbios que pueden provocar daños en nuestro organismo, por lo que el lavado se antoja imprescindible para evitar este riesgo. No obstante, no todos los alimentos deben lavarse, ya que realizar esta acción puede provocar el efecto totalmente contrario, llegando incluso a estropearlos. Estos son los alimentos qué debes y no lavar antes de su consumo.
¿Qué alimentos se tienen que lavar y cuáles no para su consumo?
Para minimizar los riesgos de intoxicación, especialmente en aquellos alimentos consumidos crudos, no hay nada más eficaz que lavar nuestros productos. Una de las categorías que entran dentro de esta limpieza son las frutas y vegetales, ya se vayan a consumir de manera cruda o cocinada. Para ello se recomienda lavarlas bajo agua fría del grifo aunque después se proceda a quitar su piel, sin usar en ningún momento jabón para esta tarea. Para aquellas zonas con superficies rugosas o de más difícil acceso se aconseja el uso de un cuchillo, e incluso para las verduras crudas existen soluciones desinfectantes orgánicas especiales para este tipo de alimentos.
Además de su limpieza, en alimentos como las coles o las lechugas hay que cortar y desechar las partes más dañadas. En cuanto a las frutas y verduras con tubérculos o raíces el proceso es primero el enjuagada, luego si se deseara el proceso de quitar la piel y luego volver a lavarlos con agua. En el caso de aquellas verduras con una composición más frágil un truco muy efectivo para no perder parte del producto con el agua es dejarlos en remojo durante uno o dos minutos. PAra concluir este proceso se pueden secar los productos con papel de cocina.
Los alimento enlatados deben ser limpiados en su superficie con agua y con jabón, de manera que al servirlos no se contamine el contenido. Los mariscos también deben ser limpiados para eliminar las impurezas y restos de arena. Por otro lado, los pescados con vísceras también requieren un lavado a fondo, prestando especial atención ya que sus patógenos pueden contaminar el espacio donde realicemos esta tarea.
Por el contrario, existen alimentos que no necesitan de este proceso para su consumo. Es el caso de las carnes rojas, el pescado fileteado o las aves de corral. Lo que sucede es que al realizar este lavado podemos esparcir los patógenos a otros alimentos, produciendo una contaminación cruzada. La pasta, el arroz, los hongos o los huevos son otros de los alimentos que no necesitan ningún tipo de limpieza previa para disfrutar su consumo de manera saludable.
También te puede interesar