La aldaba
Carlos Navarro Antolín
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La elección de una determinada manera de alimentarse influye de forma muy significativa en el rendimiento físico de un deportista. Según la doctora Nieves Palacios, presidenta del grupo de nutrición en el deporte de la Federación Española de Medicina del Deporte y miembro del grupo de expertos de la Comisión de la Unión Europea de Deporte y Salud, "una dieta adecuada, en términos de cantidad y calidad, antes, durante y después del entrenamiento y de la competición es imprescindible para optimizar este rendimiento físico. Una buena alimentación no puede sustituir un entrenamiento incorrecto pero, una dieta inadecuada y una deficiente hidratación pueden perjudicar el rendimiento deportivo".
Para la persona que hace ejercicio moderado de forma habitual, el entrenamiento, una dieta adecuada y una buena hidratación durante todo el día, y de forma especifica mientras dura la actividad física, son las maneras más eficaces y correctas de aumentar el rendimiento, según explica la especialista. En lo que respecto a los deportistas de elite o de alta competición tienen un nivel de actividad mayor y más intensa, "su organismo esta sometido a un sobreesfuerzo, y sus metas son distintas, por lo que pueden presentar unas necesidades diferentes que han de ser individualizadas en cada momento, buscando tanto mantener o mejorar el estado de salud (alimentación deportiva básica), como aumentar el rendimiento físico (alimentación deportiva intensiva), favorecer una buena recuperación tras el ejercicio ( alimentación deportiva regeneradora) y prevenir ciertas patologías específicas" .
La doctora destaca que "debido a la naturaleza distinta de los deportes, y las diferencias individuales entre las personas que realizan actividad física ( edad, sexo, talla, peso...) es muy difícil hacer una guía general que englobe todas las necesidades", pero en general hay que consumir suficiente energía, hidratarse, procurar mantener un peso adecuado, aumentar la ingesta de hidratos de carbono como mínimo un 60 % de la energía total, conseguir un consumo correcto de micronutrientes, sobre todo de hierro y calcio, incluir en la dieta habitual alimentos variados así como pequeñas ingestas de alimentos entre horas (aperitivo y merienda), y prestar especial cuidado en realizar una alimentación adecuada durante los diferentes viajes o cuando se entrena en circunstancias especiales ( en altitud, o en ambientes calurosos y húmedos).
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