La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Washington/El Tribunal Supremo de EEUU sentenció que los genes humanos no pueden ser patentados, con el argumento de que son productos de la naturaleza, en una decisión con implicaciones directas sobre la investigación médica. Esta decisión del máximo tribunal estadounidense implica la retirada de las patentes defendidas por la compañía Myriad Genetics de dos genes conocidos como BRCA1 y BRCA2, asociados con una mayor probabilidad de heredar el cáncer de mama o de ovario.
Pese al fallo en contra, adoptado de manera unánime, los magistrados dejaron abierta la puerta a las patentes en el caso de una versión "sintética" de los genes porque esos sí serían una invención realizada por el hombre. Grupos de pacientes y médicos habían presentado una demanda contra las patentes de Myriad Genetics en 2009 al considerar que otorgaban a la compañía una posición de dominio de mercado al ofrecer exámenes de este tipo de cánceres. Asimismo, explicaban que obstaculizaban la investigación médica por parte de otros laboratorios y científicos.
Por su parte, Myriad Genetics, con sede en Utah (EEUU), afirmaba que la patente era pertinente ya que la empresa había "aislado" o "extraído" el contenido genético que estaba asociado a estas enfermedades y, por lo tanto, entraba en la categoría de invenciones humanas. Precisaba, además, que el avance médico es fruto de considerables inversiones financieras, por lo que la decisión de no permitir las patentes desincentivaría futuras investigaciones.
Myriad Genetics es la compañía que analizó los genes de la actriz Angelina Jolie y detectó en ellos la presencia del gen BRCA1, uno de los que tiene patentados. Dicho gen conllevaba que la intérprete tenía muchas probabilidades de contraer cáncer de mama, lo que la llevó a someterse a una doble mastectomía. Tras conocerse la intervención, las acciones de Myriad Genetics se dispararon en bolsa.
Los científicos celebran que los genes sigan siendo propiedad de la Humanidad
Varios científicos españoles han celebrado la decisión del Tribunal Supremo estadounidense porque los genes y la información que contienen seguirá siendo propiedad "de la Humanidad". Para Carlos Martínez, del Centro Nacional de Biotecnología, es "una buena noticia" que el citado tribunal haya sentenciado que los genes humanos no son susceptibles de ser patentados "y por lo tanto de ser explotados comercialmente". "Lo es porque los genes eran y continuarán siendo propiedad de la humanidad", ha recalcado. Martínez ha confiado en que este hecho "no signifique un retraimiento de la financiación privada en la investigación genética, que indudablemente es una de las piezas fundamentales en el tratamientos las enfermedades de mayor relevancia en la sociedad".
"Es una buena noticia", ha insistido este investigador, quien ha apuntado que las empresas tienen que ser conscientes de que tienen que buscar "nuevos nichos para explotar la riqueza que en base a la cooperación público-privada se genere con la identificación de nuevos genes cuyas alteraciones están asociadas a enfermedades". Martínez ha relatado además que sorprende que la sentencia hable de que no se pueden patentar genes humanos porque son productos de la naturaleza y ha recordado que hay multitud de productos de la naturaleza que sí se pueden patentar. De hecho, una buena parte de la farmacopea actual son derivados de los vegetales y sí son susceptibles de ser patentados y explotados, ha apuntado este investigador.
El genetista Andrés Moya ha opinado que le resulta "un tanto sorprendente que se pueda decir que estos productos son patentables, porque son efectivamente entes naturales". "El concepto de descubrir no significa inventar porque quien los ha inventado -los genes- no somos nosotros, ya estaban ahí", ha subrayado el director científico del Centro Superior de Investigación de Salud Pública de Valencia. De ahí, ha apuntado, que el fallo del Supremo de EEUU deje la puerta abierta a las patentes en el caso de que se realice una versión sintética de los genes. En este caso, ha explicado, se pueden modificar y crear variantes en base a un conocimiento propio que "tendría un cierto elemento de inventiva". "Lo que la naturaleza ha inventado no es una invención humana, en todo caso es un descubrimiento, pero si nosotros tenemos capacidad de poder modificar o mejorar, orientado a un determinado fin, un producto natural probablemente ya no es un invento de la naturaleza", ha remarcado este catedrático de genética.
En el mismo sentido, Alfonso Valencia, director de Investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha señalado que la decisión del Supremo estadounidense es "una buena noticia para la ciencia, para la tecnología y para la Humanidad, porque todos somos potenciales usuarios de las tecnologías de predicción de enfermedades". Valencia ha observado que la comunidad científica esperaba que no se autorizara la patente de un gen humano como producto natural, "y esto acaba con el modo de patentar genes humanos si no están claramente modificados". La decisión del Tribunal Supremo estadounidense, según Alfonso Valencia, propiciará que los test genéticos sean "más baratos y más accesibles", y ha manifestado que el desarrollo del genoma humano ha demostrado ya que cuando toda la información es pública y accesible se genera un impulso económico público y privado mayor que el que se consigue haciéndolo de una manera "restringida".
También ha celebrado la decisión del Supremo estadounidense el oceanógrafo Carlos Duarte, quien lidera junto a un grupo de científicos de todo el mundo una iniciativa a favor de la creación de un fondo común internacional de patentes de genes marinos para lograr un acceso equitativo y ético a los recursos del mar y evitar que unos pocos países acaparen el 90 por ciento de esas patentes. Duarte ha señalado que no existe "ninguna invención" en un gen humano, y ha incidido en la oportunidad de que un organismo dependiente de Naciones Unidas centralice toda la información que se genera en torno a los genes de los organismos vivos, no sólo marinos.
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