Sólo el 20% del millón de españoles con trastorno bipolar están bien tratados
Salud mental
Además de la farmacoterapia se requiere psicoeducación.
En España hay casi un millón de personas con trastorno bipolar (TB), en Europa cinco millones y en el mundo 30 millones. Y esa "enfermedad del cerebro y del cuerpo", como la describe la experta Consuelo de Dios, conlleva un alto precio social y humano, ya que constituye la sexta causa de discapacidad e implica un alto riesgo de suicidio: la mitad de pacientes lo ha intentado alguna vez, y el 15% lo ha conseguido.
Este trasfondo estadístico, que enmarcó un encuentro para Memios de comunicación organizado por Lündbeck, se hace más inquietante a la luz de otros datos: el 49% de personas con TB permanece sin diagnosticar, y el 31% lo está erróneamente, lo que reduce al 20% los diagnósticos correctos.
Para colmo, no todos van seguidos del mejor tratamiento posible -a base de fármacos y psicoeducación, según coincide la comunidad científica y clínica--, unas veces por incumplimiento terapéutico ("cuatro de cada diez no toman bien los fármacos", alertó el especialista Francesc Colom), y otras por falta de recursos para combinar el imprescindible tratamiento farmacológico con la no menos necesaria psicoeducación.El reto de un diagnóstico correcto y un buen abordaje es tanto más urgente porque, como subrayó el psiquiatra Eduard Vieta, "la enfermedad es gobernable: no es curable, pero sí tratable". Lo que resulta contraproducente, advirtió, es tratarla solo con antidepresivos, ya que también se "necesita un fármaco de prevención de la manía" o "fase de elevación patológica del estado de ánimo" que completa el trastorno bipolar.
Ese es uno de los grandes problemas. La mayoría de pacientes acude a su médico de familia por sus síntomas depresivos, le recetan un antidepresivo y deja de tomarlo al sentirse bien. Solo vuelve a la consulta cuando nota otra crisis, y entonces su doctor "le riñe y vuelve a tratarle mal". Mientras la manía sigue sin la terapia que necesita, la repetición de episodios y recaídas hace cada vez peor la recuperación y añade problemas de disfunción cognitiva.
El TB es una enfermedad seria, difícil de investigar -nace con el ser humano, no hay modelos animales- y compleja de tratar al afectar a mecanismos cerebrales que regulan el estado de ánimo en sus dos polos -depresión y manía o euforia-, pero sin saltar necesariamente de uno a otro, porque también hay períodos de normalidad y sin alteraciones.
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