Seguridad y emotividad en la experiencia del parto en casa

El parto en casa es una práctica normalizada en países como Berlín u Holanda. "Sin embargo, en España esta opción sigue teniendo prejuicios, y se asocia a la inseguridad de la madre y el bebé", lamenta Maite Gómez, comadrona de Nacer en Casa, un colectivo formado por alrededor de cincuenta profesionales (médicos, ginecólogos y matronas) en todo el territorio español asistiendo desde 1988 el parto domiciliario. Para ello, "previamente, valoramos que sea factible esta opción en la mujer embarazada. Y una vez asegurada, hacemos visitas mensuales donde preparamos tanto física como emocionalmente a la embarazada y su pareja", describe Maite. Además, a partir del sexto mes de gestación las mujeres asisten a un grupo de preparación semanal. El abordaje persigue un trabajo global de la salud siguiendo las recomendaciones de la OMS. Entre los beneficios de esta alternativa están "el parto va a su ritmo, la espera es más tranquila, la dilatación y la postura sigue el proceso biológico y siempre salvaguardando la seguridad de madre e hijo. El proceso es más intimo porque la mujer está en su espacio", indica la especialista Maite Gómez.

Para el parto en casa todo está previsto. Como por ejemplo, que en el momento del alumbramiento en el hogar además de la comadrona y la pareja acompañando a la madre, haya un familiar o amigo que de soporte alimenticio, y tenga preparado el coche para el traslado al hospital en caso de complicación. Con el fin de formar a profesionales en prácticas respetuosas del parto, desde Nacer en Casa han creado la Escuela Salud Holística Consuelo Ruiz. "En el hospital hay profesionales que son receptivos a que la mujer elija entre opciones como parir de pie o en cuclillas, pero no lo llevan a término porque no saben cómo hay que coger al bebé en estas posturas", concluye la comadrona Maite.