Robots y drones en primera línea de la batalla contra el COVID-19

La UME del Ejército ya ha probado el uso de drones para la desinfección de espacios por el coronavirus

Dron sobrevolando los cultivos.
H. P.

26 de abril 2020 - 18:13

La misma tarde que se decretó en España el estado de alarma por la crisis del coronavirus se hacía viral un vídeo en el que drones de la Policía madrileña alertaban a los ciudadanos de que debían quedarse en casa. Los drones se incorporaban así desde el primerdía a la lucha contra el coronavirus.

Tanto los drones como los robots han ido ganando cada vez más peso. “La robótica se usa en el área de la salud desde hace más de treinta años, pero ahora su presencia se ha hecho más evidente gracias a la gran cantidad de funciones que pueden desempeñar los robots sin exponer a personas”, advierte Pierre Bourdin Kreitz, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC.

Además de usarse para la limpieza, la dispensación de medicamentos y la desinfección de hospitales, los drones se comienzan a usar también para la localización y captación de información en forma de datos. Según explica Jordi Sandalinas, abogado, comunicador y profesor colaborador de la UOC, “deberían ser capaces de realizar todo aquello que el sensor adaptado al hardware en cuestión les permita hacer. Así, un dron con un sensor adecuado debería poder visualizar parámetros bioquímicos”

Estos drones podrían detectar condiciones infecciosas en espacios multitudinarios mediante sensores térmicos y sistemas inteligentes que controlen la temperatura y la frecuencia cardiaca, entre otros parámetros.

Según los expertos, todo este avance tecnológico que está permitiendo reducir el riesgo de parte del personal que trabaja en primera línea de la pandemia es imparable. Sin embargo, estos advierten que es necesario incluir ciertos controles éticos para que el progreso tecnológico no acabe yéndose de las manos.

Pierre Boudin señala “las cadenas de decisiones sobre la tecnología que debe utilizarse contra el COVID-19 deben incluir filósofos, historiadores y profesionales de áreas diferentes a la ingeniería que ayuden a reflexionar para evitar consecuencias desastrosas a pesar de las buenas intenciones. Sentimos el peligro, y eso nos hace estar dispuestos a aceptar grandes restricciones de libertad que podrían tener consecuencias negativas en el futuro”.

Además, Boudin afirma que todos los avances de la robótica o la inteligencia artificial deben ser únicamente un apoyo. “En ningún caso, un robot o un algoritmo pueden sustituir a una persona. El objetivo es que funcionen como soporte para el personal”.

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