¿Puede el mundo respirar tranquilo? Japón da por controlada Fukushima
El gobierno nipón acaba de levantar la alarma asegurando el control al cien por cien de los reactores dañados.
Tokio/Hace nueve meses que la catástrofe nuclear en Fukushima mantiene al mundo en vilo. El gobierno nipón acaba de levantar la alarma asegurando que los reactores dañados están bajo control, algo sin embargo que no acaban de creer los críticos al cien por cien.
Todo el mundo lleva meses esperando esa buena noticia: la central nuclear de Fukushima Daiichi, dañada por el terremoto y sismo del 11 de marzo, está finalmente bajo control. Eso es lo que al menos asegura el gobierno nipón. Los rectores han alcanzado antes de fin de año el estado del llamado cold shutdown, es decir, de "apagón en frío", como se había pronosticado hace meses.
¿Significa eso que ya no hay peligro? En absoluto, señalan expertos críticos y defensores del medio ambiente. Las ruinas del reactor no están ni mucho menos seguras y hablar ahora de un "apagón en frío", como acaban de hacer el gobierno y la empresa que gestiona la central Tepco, es un engaño consciente a la población. Según la definición del gobierno y del operador de la central, Tepco, el "apagado en frío" se logra cuando se consigue mantener por debajo de los 100 grados centígrados la temperatura en el suelo de la vasija de contención, de forma que ya no hierve el agua fría inyectada.
Pero los críticos consideran problemática esa definición en este caso porque las barras de combustible se fundieron totalmente y se depositaron en el suelo de la vasija de contención. Ahora, forman un conglomerado en el suelo de la cubierta. Y en esa parte siguen registrándose temperaturas extremadamente elevadas: algunos expertos hablan de varios miles de grados centígrados. Incluso podrían haber dañado la cubierta de hormigón. Por ello, los expertos consideran que el peligro de nuevas fusiones del núcleo no está descartado.
También los medios japonesas afirman que nadie sabe con exactitud qué aspecto tienen los reactores, pues nadie puede entrar allí debido al calor y la radiación, lo que se suma a las dudas en las declaraciones del gobierno. Tampoco la población nipona está dispuesta a dar su credibilidad al gobierno sin más. Muchos desconfían del Estado. Al fin y al cabo, ¿no reiteraron el gobierno, Tepco y algunos expertos afines en los medios del país, en las primeras semanas de la catástrofe, que no había peligro alguno? Por eso ahora el anuncio del apagón en frío no convence de que la crisis haya terminado.
La organización medioambiental Greenpeace ha acusado al gobierno de minimizar los problemas. El experto nuclear de la organización Heinz Smital dijo a dpa que la noticia sólo pretende tranquilizar a la población. "Sin embargo, la realidad es que habrá que combatir durante décadas los problemas en las instalaciones. Además, la zona estará contaminada radiactivamente durante décadas".
Y es que Tepco enfrenta problemas enormes. Entre otros, debe controlar los millones de litros de agua necesarios para enfriar los reactores que después son almacenados en el sótano del reactor como material altamente radiactivo, amenazando a las aguas subterráneas. Recientemente, la firma anunció que podría volver a verter ese agua al mar, ya contaminado, un plan que suspensión de momento ante la radical oposición de los pescadores locales.
Otro de los grandes problemas es, según los defensores medioambientales, la alta concentración de hidrógeno en los contenedores de presión de los reactores, lo que hace evidente el peligro de explosiones.
Además, está claro es que los trabajos de desescombro en la central durarán décadas, a lo que se añade la contaminación radiactiva que afecta aún a un enorme territorio en la región, algunas de cuyas partes quedarán probablemente inhabitables para siempre.
Decenas de miles de personas siguen desplazadas e incluso aunque el gobierno asegura que la radiactividad en las zonas evacuadas se ha reducido por debajo de los 20 milisieverts por año -por debajo del nivel que aconseja la evacuación- miles de personas no se deciden a volver a sus hogares.
En los últimos días no sólo se prohibió la venta de arroz de algunas regiones debido a la radiación, sino que también se descubrieron restos ligeramente radiactivos en alimento de bebés.
Pese a todo, el gobierno está considerando, ahora que se ha logrado ese apagón en frío, reducir la zona de evacuación. Muchos japoneses, sin embargo, no creen en el regreso. "En el gobierno no se puede confiar", afirmaba una mujer en declaraciones a la televisión, poniendo en palabras los sentimientos de la mayor parte de sus compatriotas.
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