La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Casi 900 presentaciones de medicamentos de las 33.149 autorizadas para comercializarse en España presentan problemas de suministro, el 2,7 % del total; el 0,33 % de estos fármacos no son sustituibles por otros, pero también en estos casos hay fórmulas para que ningún paciente se quede sin tratamiento.
Farmacias y hospitales llevan dos años acusando incidencias continuas con medicamentos que, en su inmensa mayoría, cuentan con una alternativa; además de los 888 problemas de suministro activos a día de hoy, en el último semestre se han resuelto otros 963, según el Centro de Información de Medicamentos (CIMA), que actualiza sus datos varias veces al día.
En este tiempo, y de acuerdo a la información de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), estos problemas han sido una constante creciente: en la segunda mitad de 2022, las trabas en la distribución de fármacos subieron un 9,7 % respecto al semestre anterior, cuando a su vez se habían disparado un 31 % sobre los primeros seis meses de 2021.
Amoxicilina -que vuelve a escasear en su presentación en sobres de 500 mg-, paracetamol, las archifamosas plumas de ozempic... A estas crisis sonadas se han unido recientemente otras de fármacos menos conocidos que, a diferencia de estos, no tienen reemplazo.
Ha pasado con Hydrea, indicado para enfermedades como la leucemia mieloide crónica, que empezó a faltar en abril por la carestía de aluminio para fabricar el blíster de las pastillas y no fue hasta la semana pasada cuando volvió a distribuirse con normalidad.
De hecho, en Estados Unidos, el sector oncológico está en alerta por la escasez de 14 fármacos para el cáncer, lo que ha obligado a la industria a incentivar la producción nacional y las importaciones.
En España hay autorizados 15.490 medicamentos y 33.149 presentaciones; los más afectados son los del grupo de antiinfecciosos (de uso sistémico, no local) y los relacionados con el sistema nervioso (analgésicos, antidepresivos, antiepilépticos...), explica a EFE Antonio Blanes, director de Servicios Farmacéuticos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF).
Según el impacto que tenga en el paciente, la Aemps hace una triple clasificación de los problemas de suministro.
La mayoría de las veces es nulo o menor; son problemas muy cortos que apenas nota gracias a los medicamentos que hay en el canal de distribución o porque existen alternativas terapéuticas, relatan a EFE desde el organismo dependiente del Ministerio de Sanidad.
Salvo excepciones, añade Blanes, la legislación permite al farmacéutico sustituir el fármaco no disponible por otro de igual composición, forma farmacéutica, vía de administración y dosificación; nueve de cada diez problemas son resueltos en la farmacia.
De no tenerlo en ese momento, puede echar mano de Farmahelp, una plataforma de la Organización Farmacéutica Colegial con la que el profesional puede contactar con oficinas cercanas para ayudar al paciente a encontrar su medicamento.
¿Quién asume la diferencia de coste? La casuística puede ser variada, explica la Aemps, porque depende de distintos factores -tipo de sustitución necesaria, estado de financiación, precio...-. Cuando el paciente recibe el tratamiento con cargo al SNS, los costes son los que corresponderían según el régimen en el que se encuentre.
Los problemas de nivel medio aparecen cuando debe ser el médico el que decida cuál es la alternativa más adecuada en función del historial clínico.
Ya en el tercero están los de mayor impacto porque no tienen sustituto. Representan el 0,33 % del total.
Para ellos, la Aemps cuenta con diversos mecanismos: una distribución controlada para priorizar a personas sin tratamiento alternativo, autorizaciones excepcionales de comercialización o de fabricación excepcional o paradas de exportación o importación de medicamentos extranjeros.
Con Hydrea, por ejemplo, la agencia autorizó su comercialización excepcional de otros mercados de la UE. Estos fármacos extranjeros se distribuyen a las comunidades a través de la aplicación de medicamentos especiales de la agencia.
¿De dónde viene el problema?
El origen estos vaivenes es multifactorial y muy complejo y, en algunos casos, de alcance global: demoras con una materia prima, incidencias de calidad, problemas en una planta -como los que un tornado ha dejado hace unos días en unas instalaciones de Pfizer en Carolina del Norte-, aumento de demanda...
La Aemps conoce potenciales incidencias de los propios laboratorios en el 90 % de las ocasiones, lo que facilita la adopción de medidas para impedir que se produzcan o, de hacerlo, se mitigue su impacto.
También le pueden llegar por las comunidades o por profesionales sanitarios, hospitales o el sistema Cismed, gestionado por el CGCOF, aunque en este caso apenas suponen el 1 %.
Además, el proyecto Artemis que está desarrollando con la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar) analiza un gran número de datos de suministro de diferentes medicamentos esenciales para poder encontrar patrones con los que poder detectar precozmente problemas a nivel de la distribución mayorista.
La escasez de fármacos, y muy concretamente de antibióticos, preocupa mucho en Europa: hace unos días, el Grupo Directivo Ejecutivo sobre Desabastecimiento y Seguridad de Medicamentos (MSSG), al que pertenece la Aemps, elaboró una serie de recomendaciones para evitar otra crisis de la amoxicilina pediátrica como la del invierno pasado, cuando hubo que partir pastillas de adultos para dárselas a los niños.
Que se resumen en aumentar la producción de antibióticos esenciales, hacer una supervisión de la oferta y la demanda y asumir una conciencia pública y uso prudente, con campañas de sensibilización ciudadana si hiciera falta.
Paralelamente, las autoridades europeas están desarrollando un listado de medicamentos esenciales -fármacos estratégicos que se consideran necesarios para atender las necesidades básicas de la población-, cuya primera versión se hará pública a finales de 2023.
En la Aemps son conscientes de la importancia de garantizar el suministro de medicamentos, y asegura que todos los agentes implicados están trabajando para detectarlos, prevenirlos o, llegado el caso, paliarlos.
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