Preocupación ante un fin del estado de alarma festivo e irresponsable
Sorprende y entristece comprobar que, tras más de un año de contagios, de hospitales saturados y de la pérdida de casi 80.000 ciudadanos víctima del coronavirus no hayan enseñado nada a quienes han recibido el fin del estado de alarma con fiesta y desenfreno y sin mascarilla ni distancia social.
La celebración sin límites de la reapertura de la hostelería y del ocio nocturno y la ausencia de toque de queda dejan en toda España estampas de celebración y numerosas denuncias e incidentes provocados por el descontrol de quienes parecían querer recuperar todas las horas de confinamiento en una sola noche.
La esperada afluencia de gente en calles, plazas y locales públicos se ha visto superada por los múltiples botellones y las fiestas hasta altas horas en domicilios. Vecinos de Sevilla, Madrid, Barcelona, Salamanca y Oviedo, entre otros puntos del territorio nacional, dejan imágenes de juerga que han despertado el rechazo de la opinión popular.
Las redes han ardido en críticas que censuran una actitud irresponsable y los políticos han reprobado el incumplimiento de las medidas contra los contagios y las prácticas ilegales como beber alcohol en la vía pública. Ha sido necesario recordar que el fin del estado de alarma no es sinónimo del fin de la pandemia.
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