La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
La colilla de un cigarro puede parecer inofensiva, pero sus residuos tóxicos contaminan suelos, ríos y mares, motivo por el que el Parlamento de Portugal quiere combatir la práctica de arrojarlas al suelo con multas de entre 25 y 250 euros.
La comisión de Medio Ambiente del Parlamento acaba de dar el paso decisivo con la aprobación de una ley que será votada en pleno -el último de la actual legislatura- el próximo viernes y que, a priori, cuenta con el beneplácito de todos los grupos. Además de las multas para los fumadores que tiren las colillas al suelo, la ley prevé sanciones de entre 250 y 1.500 euros para las empresas que, de alguna manera, estén obligadas a colocar ceniceros en las calles y no lo hagan.
Es el caso de edificios de oficinas, zonas de embarque, empresas de hostelería y restauración o, incluso, las propias universidades, que tendrán la obligación de colocar ceniceros en el exterior para que las colillas no acaben sobre el asfalto. "En Portugal se arrojan cada minuto 7.000 colillas a la calle", argumentó André Silva, diputado del PAN (Personas, Animales y Naturaleza), partido que promovió la ley.
Tras su aprobación parlamentaria, la normativa entrará en vigor al día siguiente de ser promulgada por el presidente de Portugal, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, por lo que se prevé que tenga plenos efectos en el mes de agosto. Sin embargo, está prevista una moratoria de un año para habilitar un periodo transitorio que servirá para concienciar e informar tanto a fumadores como a las empresas.
La nueva ley también contempla, según André Silva, el pago de una ecotasa a las empresas productoras de tabaco, por su responsabilidad a la hora de fabricar las contaminantes colillas. De momento, no esta fijada la cuantía de dicha ecotasa, que el Gobierno determinará posteriormente.
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