Cuando Pepsi tuvo la sexta flota naval más grande del mundo

Curiosidades

Un acuerdo con la URSS hizo que ésta le pagara con 17 submarinos, una fragata, un crucero y un destructor

El día en el que Pepsi casi tiene que regalar un caza de combate a un universitario

Montaje de un submarino soviético con el logo de Pepsi en ruso
Montaje de un submarino soviético con el logo de Pepsi en ruso

La multinacional Pepsi fue la primera empresa del mundo occidental en entrar a la Unión Soviética en 1972. La empresa de refrescos llegó a un acuerdo con la URSS mediante el que, como el rublo no podía ser intercambiado como efecto colateral de la Guerra Fría, decidieron otorgar un pago original: vodka Stolichnaya de Moscú. A finales de los años 80 el acuerdo del vodka se consideró insuficiente para pagar las cantidades de refresco que llegaban al país soviético.

De esta manera, y en un intento desesperado por no dejar de tener Pepsi allende en el extenso país, la URSS decidió pagar de una manera tan original como descabellada: La URSS pagó a Pepsi con 17 submarinos, una fragata, un crucero y un destructor, eso sí, ya obsoletos en el momento. La condición de la URSS era que fueran a desguace y se quedaran con las ganancias generadas por la destrucción de los mismos.

Así fue como Pepsi se convirtió momentáneamente con ese peculiar pago militar en una verdadera potencia militar en el mundo: la sexta para más señas. La compañía, rival máxima de Coca Cola en el mundo, no duró mucho con sus activos militares, pues fruto de su acuerdo los vendió a una empresa de reciclaje. Pepsi, por su parte, compró nuevos buques petroleros con el dinero y los alquiló, lo que hizo que las plantas de producción de la bebida se multiplicaran a lo largo de todo el territorio soviético.

La flota naval de Pepsi explicada por Armapedia

Cuando Pepsi por poco tiene que pagar de su bolsillo un Harrier

John Leonard reclamó a la empresa Pepsi la compra de un caza de combate. En su momento, la marca de refrescos ofrecía regalos por puntos que se conseguían al comprar refrescos. Daba regalos como camisetas, gorras, o una chupa de cuero, todas se podían conseguir con una pequeña cantidad de puntos...

Pero en un anuncio a la empresa se le ocurrió tasar un Harrier en 7 millones de puntos Pepsi. Leonard decidió buscar inversores para conseguir 700.000 dólares y enviarle en un sobre a la multinacional un cheque con ese valor y la simbólica cantidad de 15 puntos. El precio real del Harrier era de 30 millones de dólares del momento.

Pepsi respondió con un no y unos regalos promocionales. El universitario no paró y llevó a la compañía a los tribunales alegando fraude por parte de la multinacional. Tras tres años de litigio los juzgados le dieron la razón a Pepsi. Pepsi rectificó su anuncio para que nunca más le volviera a ocurrir.

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