De Patrimonio de la Humanidad a escombros
La histórica Plaza Durbar y la emblemática Torre Dharahara de Katmandú, calificadas por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad, se encuentran entre los exponentes del rico patrimonio cultural nepalí reducido a escombros.
La Torre Dharahara, también conocida por el nombre de Bhimsen, ya había resultado gravemente dañada por el terremoto que sacudió la capital nepalí en 1934. Se trata de una construcción de nueve plantas y origen militar que data del siglo XIX con una escalera interior de caracol con 213 escalones.
Por su parte, la Plaza Durbar de Katmandú es una de las tres plazas con ese nombre incluidas en la lista de la Unesco, junto con las de Patán y Bhaktapur. Entre los monumentos que alberga se hallan varios templos y el conjunto de los antiguos palacios reales de Hanuman Dhoka, residencia de la monarquía nepalí hasta el siglo XIX.
"Vista estremecedora en #Katmandu Durbar Square, donde no queda nada", lamentaba en Twitter el escritor y fotógrafo Kashish Das Shreshtha.
Al oeste de la ciudad, el complejo de templos de Swayambhunath -también conocido como el Templo de los Monos debido a que estos animales habitan una parte- resultó igualmente dañado. El lugar, presidido por una estupa con los ojos de Buda, es un centro espiritual para los budistas nepalíes y acoge diversas celebraciones religiosas.
El valle de Katmandú aglutina en unos pocos kilómetros siete conjuntos monumentales calificados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad desde 1979.
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